Le pegó a un compañero de banco, lo mandaron a dirección y desapareció

Vivía en un hogar de niños y había sido retirado de sus padres por "violencia familiar". Las autoridades de la escuela habrían dicho: "Yo no pongo mi auto para buscarlo, ya va a aparecer".

No tenía fama de violento. Pero como cualquier pibe de 14 años, ese día Miguel Molina le pegó a un compañero de banco y fue amonestado.

 

El golpe lo dio con un libro, y provocó que un pequeño hilo de sangre comenzara a salir de la nariz del otro alumno. A Miguel lo mandaron directo a dirección. Minutos después, desapareció de la institución y lleva 16 días sin dar rastros de vida.

La situación se vivió el pasado 13 de septiembre en la Escuela Nº20 de Monterrey, en el partido de Pilar. Allí, Molina fue descubierto en plena agresión. “La señorita lo amenazó con expulsarlo y lo mandó directo a la dirección, asunto que lo asustó mucho”, contó a 24CON una de las titulares de Cristo Rey, Stella Santa Cruz, donde el joven vivía desde hacía dos años.

Pero cuando la directora del establecimiento, que había asumido como tal hacía dos días, fue a buscarlo a la habitación para reprenderlo, Molina había desaparecido sin dejar pista alguna. Según las maestras que prestaron testimonio a sus tutores, “nadie lo vio salir”. Aunque se rumorea que una de ellas habría dicho: “Yo no pongo mi auto para ir a buscar a ese pibe, ya va a aparecer”.

La primera hipótesis que manejaron desde Cristo Rey es que Miguel podría haber vuelto con su padre biológico, quien reside en Solís. Pero Santa Cruz se comunicó con el hombre en cuestión y este negó tener noticias sobre su hijo. De la madre, nadie sabe nada.

De esta forma fue como comenzaron a sospechar que “tuvo tanto miedo por la reprendida que no sabía cómo íbamos a responder nosotros, y como estaba tan aferrado a este lugar, suponemos que pensó que podríamos expulsarlo de acá”, expresó Santa Cruz. Sin saber quizá que en realidad lo estaban esperando.

Por su parte, las autoridades de la Escuela Nº20 prefirieron no dar la cara en el asunto. De hecho, se rumorea entre los habitantes de Monterrey que las autoridades “sabían de la desaparición de Miguel y no hicieron nada”.

“Miguelito”, como le dicen en el hogar, llegó junto con su hermano Alberto (12) a Cristo Rey en 2008 luego de ser derivado por el juzgado de San Martín tras ser retirada la tenencia a sus padres por problemas de “violencia familiar”.

Desde ese entonces, su tutor directo es el diácono Eduardo Vidal: “Estoy consternado, él es muy tranquilo y no tiene nada de violento. No sé qué pudo haber pasado”, dijo a este medio.

“Tuvimos otros chicos con problemáticas psiquiátricas o delictivas, pero no era el caso. Él desde el principio cultivó buenos vínculos y esto (el hogar) era como una familia”, señaló la directora del lugar, María Santa Cruz.

 

29 de septiembre de 2010