Cada vez más chicas son golpeadas por ser lindas
La modelo Lucía Rossi fue golpeada en Tucumán por un grupo de chicas. Priscila Meza fue agredida en San Isidro por sus compañeras, que estaban “celosas”. El uso de la violencia física ya no es patrimonio exclusivo de los varones. Especialistas, docentes y padres coinciden en que ahora también las mujeres dirimen sus diferencias a los golpes, y que la mayoría de sus conflictos son generados por los celos y la envidia a la belleza física.
“Siento que quisieron hundir parte de mis ilusiones por las metas que me propuse haciendo trabajos como modelo. Es más, hoy tengo miedo de salir a la calle. Imagino que esta chica puede agredirme de nuevo”, sostiene Lucía Rossi (18), todavía conmocionada después de la brutal agresión que sufrió cuando una patota de seis chicas le provocaron heridas cortantes hasta casi desfigurarle el rostro. Y todo por ser linda. Los hechos sucedieron el domingo pasado por la madrugada, a la salida de un boliche ubicado en pleno centro de la capital tucumana.
Según los expertos, el avance de la mujer en todos los ámbitos trajo como consecuencia inesperada y negativa la disipación de las diferencias en el comportamiento de los sexos. El psicólogo social Alfredo Moffatt afirma que “la situación de igualdad social se nota especialmente en las más jóvenes, que incluso son las que están tomando la iniciativa sexual”.
Los motivos de pelea entre chicas generalmente están vinculados a la envidia y a los celos. “Las mujeres reaccionan violentamente cuando ven amenazado el amor. Toman posesión del objeto amado, es una forma de restitución de lo que la mujer no tiene. Otras veces es la respuesta a una frustración: ‘Quiero lo que la otra tiene; y si no lo puedo tener, la otra tampoco lo va a tener’”, analiza la psicoanalista María Marta Depalma, del Centro Dos. Además, según el médico psiquiatra experto en criminología Miguel Maldonado, la mujer no ataca por impulso, sino que “normalmente hay un encono previo, y va acunando la idea de la agresión hasta que la ejecuta, y cuando se decide puede llegar a ser muy violenta”.
Carla, una estudiante de 15 años de Villa Celina, conoce bien ese tipo de violencia. En septiembre del año pasado, un grupo de ocho chicas de la escuela ESB 191 de Tapiales, de la que es alumna, la golpearon hasta dejarla tirada en la calle. Desde entonces, su vida es un infierno porque, aunque su madre reclamó a las autoridades escolares, las agresiones todavía continúan. “Estoy muy mal por lo que me pasa. Me tienen envidia porque estoy en la escuela de modelos, por eso me atacan. Ya no tengo ganas de ir a la escuela porque veo que nadie hace nada”, se lamenta Carla.
Otra que la pasó muy mal es María Belén, una adolescente platense que había ido a festejar el Día del Amigo de 2008 a una plaza de su barrio sin imaginarse que iba a terminar internada con conmoción cerebral y heridas en un ojo. “Ahora estoy un poco mejor, pero durante mucho tiempo no quise salir de mi casa, vivía con miedo”, recuerda la joven. Su tío, Juan Pablo Chirdo, que es abogado y la acompañó permanentemente, asegura que “le pegaron porque es linda, por envidia. Después, una vez que se recuperó, le costó mucho recuperar su vida social, la pasó muy mal”.
Este tipo de agresiones suele tener consecuencias a largo plazo. “Durante la adolescencia es fundamental la aceptación de los pares. En los últimos años venimos observando importantes cambios en el comportamiento de las chicas, ahora mucho más propensas a agredirse físicamente”, apunta Mariana Kelly, integrante del Equipo Bullying Cero.
El diario El Mundo de España publicó un artículo titulado “Nueva forma de violencia en Argentina: agreden a las chicas por ser lindas”, en el que da cuenta del fenómeno y marca el perfil de las agredidas: “Rubias y de ojos claros, lo que despierta la furia de las menos agraciadas”.
FUENTE: PERFIL