“Es una heroína”. Así describe Cristian Kuperbank a su perra Lola, que trabajó incansablemente durante diez días entre las ruinas de Puerto Príncipe, la ciudad golpeada por un sismo en Haití y logró salvar a nueve personas que habían quedado atrapadas bajo los escombros.
A raíz de su asombrosa dedicación y profesionalismo, la historia de la perra labradora de 3 años, miembro de la organización K9 Creixell Ezeiza Argentina, recorrió el mundo y llenó de orgullo a su dueño y entrenador.
“La idea de que un perro pueda ayudar a personas en medio de una catástrofe me movilizó; Lola aprendió muchísimo en muy poco tiempo. Es una compañera de trabajo espectacular y formamos un equipo muy unido. La cuidamos mucho y nos sentimos muy orgullosos de ella. Trabajó durante 8 horas todos los días, en medio de altas temperaturas y condiciones desfavorables, siempre nos sorprendía porque se esforzaba cada vez más”, contó Kuperbank, en diálogo con Info Región. Y agregó: “Lola está especialmente entrenada para estas situaciones y siempre responde muy bien. Encontró nueve personas con vida y otras seis que ya habían fallecido, fue un logro muy grande”.
Por otra parte, brindó detalles sobre la devastada ciudad y cuál fue el panorama con el que se encontró al descender del avión.
“Llegamos el 16 de enero por la noche y recién percibimos la magnitud de lo que pasaba al día siguiente. Había muchos chicos caminando solos por la calle que fueron asistidos cuando arribaron al lugar diversas ONG canadienses y alemanas. Una de las situaciones más difíciles fue cuando tuvimos que trabajar en un orfanato que se derrumbó; sólo sobrevivieron tres chicos, de los 45 que vivían en el lugar”, se lamentó el entrenador de 22 años. Y remarcó: “Trabajamos conjuntamente con la ONU y pudimos salvar a esos tres chiquitos, que hacía 4 días estaban sepultados bajo el concreto. También sacamos de entre las ruinas a una persona de 64 años que estaba inmovilizada, sin acceso a agua, ni comida”.
Además, hallaron al Arzobispo de la ciudad: “Fue una intervención muy complicada porque se trataba de una persona reconocida en el pueblo, que medía 1,90 y pesaba cerca de 160 kilos. Habían pasado muchos grupos y Lola logró determinar el punto exacto en el que se encontraba. Hicimos túneles y lo sacamos, pero ya estaba sin vida”.
Cristian y Lola tienen una vasta experiencia en rescates, ya que brindaron sus servicios luego de los terremotos de Perú, China y hace un año, después del alud que sepultó a Tartagal.
“Se trata de un trabajo muy delicado y lento, en el que no se pueden realizar movimientos bruscos, para evitar más derrumbes y el desplome de escombros. Los perros entrenados para esa labor, como Lola, son fundamentales para estas tareas”, destacó Kuperbank, que regresó al país junto a los Cascos Blancos en un Hércules C130 de la Fuerza Aérea.
Fuente: Info Región