El último bastión menemista intenta regularizar su situación. Patrimonial primero, deportiva después; aunque caminen a la par. Sigue intentando, a decir verdad. En abril de 2008 Adolfo Donzelli asumió la presidencia de Platense con una meta fija, y compleja: poner al club en el camino correcto; otra vez. Los pilares fundamentales de la reconstrucción fueron temas indispensables, hasta aquí dejados de lado año a año: levantar la inhibición que rige sobre el club por la pésima instalación del cableado eléctrico, saldar deudas con los servicios (el agua, por ejemplo, se pagó por última vez en 1979) y, habilitar la confitería, actualmente ocupada de manera ilegal.
“Cuesta, sin embargo logramos torcer el rumbo y ahora estamos por el buen camino. El fútbol, pese a los diez años en el Ascenso, se maneja correctamente; con el ingreso de publicidades el plantel se mantiene al día. Después, entre la tevé, las pocas entradas que vendemos y los socios, más las ventas (NdeR: debería ingresar al club un 5% de la venta de Gonzalo Bergessio, de San Lorenzo al fútbol francés, estimado en 600 mil dólares) y alguna otra cosita, el club camina. Gracias a Dios”, contó el presidente a 24CON mientras saludaba a dos mujeres que, raqueta en mano, caminaban hacia las canchas de tenis.
Haciéndose el distraído, tanto en el discurso como en el paseo, Donzelli evitó cuanto pudo esa “piedra en el zapato”. Sin embargo, era una pregunta obligada:
-¿Regularizar la situación de la confitería es la cuenta pendiente?
-Podría decirse.
-¿Entonces?
-Hay que ver, es difícil. Estamos negociando pero éste (por Luis Leiva) no quiere saber nada. No está al día, hace lo que quiere y le niega un servicio a la gente del club. Encima quiere plata.
Respecto del proyecto entregado en mano por parte del intendente de Vicente López, Enrique García, a él y a Mario Spinelli, cuando todavía integraba la dirigencia Calamar –a la postre se sintió traicionado y renunció-; se limitó a decir que “era un buen emprendimiento. Era.”
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Sus palabras se basan en que la construcción de las torres hubiera permitido mantener las instalaciones en cuanto a lo general (pileta, canchas de tenis, S.U.M., gimnasio), sólo la confitería pasaba al olvido. Además de ser “un negocio rentable”, ya que al cabo de veinte años el usufructo de los edificios quedaba a gusto y placer de Platense. ¿Qué pasó? “Capital español, crisis mundial…”.
Con el cuadro de situación planteado, el buffet sigue su rumbo, opuesto al del club. Con fiestas clandestinas los viernes y sábados por la noche y clausurado durante las tardes. De todas formas, en el último tiempo un empresario de apellido López acercó una propuesta que a Donzelli le interesa, aunque deben limar asperezas. Atención López, si bien se vincula con los juegos de azar, no es Cristóbal; de estrecha relación con el matrimonio Kirchner.
La idea es dividir la confitería en dos partes exactas. Para ello, el propio López indemnizaría a Leiva y “el Raba” con una suma cercana a los cien mil pesos; aceptarían y dejarían atrás su negocio. Entonces, de un lado, el club tendría su buffet, como corresponde. Del otro, se abriría una agencia hípica. El vínculo en principio era por cinco años con opción a renovar otros tantos, cuando eso parecía sellarse, López buscó doblegar el usufructo en el tiempo, a lo que Donzelli se negó. Ahora negocian. Al actual presidente no le interesa la idea de proyectar un negocio durante tanto tiempo, “cinco años, diez; son una cosa… veinte ya es demasiado”. Continuará…
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