La noche con Oggi que se transformó en pesadilla

Un cronista de 24CON acompañó al mediático personaje a un show en Luján. Toqueteos, atropellos y excesos de todos los colores.

8.00 p.m.: Corría un viernes cualquiera en la redacción de 24CON hasta que mi editor sugirió: "Quiero una noche con Oggi Junco". Acto seguido acordé acompañar al mencionado protagonista a un espectáculo que realizaría esa misma noche en un boliche de Luján, que "debutaba" con la visita del mediático personaje. Acordé con Oggi Junco que, para que la "cobertura" fuera completa, él me llevaría a la ciudad de la Virgen más famosa.

11.00 p.m.: Llegué al departamento que Oggi tiene en la Ciudad de Buenos Aires. Me hizo esperar un rato. A mi lado, también en la misma circunstancia, estaba su "guardaespalda". Un rato después, los tres subimos al auto.
El viaje fue divertido. "La Oggi" se encargó de romper el hielo de manera muy poco ortodoxa, fiel a su estilo. Mientras me regalaba su disco de tres pistas, "Todo mal con vos", aproveché para hacerle algunas preguntas que respondió sin demasiados tapujos. Donde más enfatizó fue en su desprecio hacia Guido Suller, sobre quien afirmó que lo "imita en todo y no le sale. Es la versión berreta (sic) de mí. Es el Oggi Junco de La Salada", comparó con sorna.

También habló de Nino Dolce, Natacha Jaitt, Zulma Lobato, Viviana Canosa, Jorge Rial. Con Natacha y Canosa afirmó ser "como hermanas", dijo no tener nada en contra de Rial aunque "él no me invite a su programa". Asimismo recordó algún entredicho con Dolce, pero que terminó de la mejor manera. En tanto liquidó a Zulma Lobato: "Me da lástima", sentenció.

12.30 a.m.: Llegamos a Luján y, a unas pocas cuadras de llegar a Bangladesh (el lugar en cuestión), cambiamos el auto por una limusina que no era del agrado de Oggi, quien a su vez exigió una botella de champagne si sus contratistas querían que la noche continuara. Paré las orejas: estaba frente a la transformación del personaje en el divo. Sus deseos sonaban como caprichos y debían resolverse como órdenes.

01.00 a.m.: Oggi Junco hizo su entrada triunfal al boliche. Obviamente, todas las miradas se concentraron en su figura, la cual enseñaba una oscura vestimenta de la línea de ropas "De puta madre" (patrocinadores de Oggi), que incluía una remera con brillantes lentejuelas tan ajustada como su pantalón de corderoy. Luego de algunas fotos y saludos con sus "fans", nos dirigimos hacia el sector "VIP" del lugar. Como en la limousine, comenzó a quejarse. El lugar no era el adecuado para una "estrella" como él, parece.

Durante la estadía en el "VIP" Oggi recibió "mimos" y saludos del  propietario del boliche, el RR.PP. e invitados especiales. Las botellas de champagne fluían con la misma naturalidad que los bikinis en una playa en pleno verano. Todos girábamos alrededor de la "estrella" Junco.

En forma directamente proporcional a la cantidad de alcohol ingerida, se comenzó a apreciar la dura "transformación" de Oggi Junco. Fue impactante: me pareció estar presenciando la versión freak del Dr. Jekyll en Mr. Hyde. Las risas y la "buena onda" fueron a parar al fondo de la botella. Comenzó a actuar con cierto exceso de confianza y manoseos inescrupulosos, que no discriminaban propios de extraños, ni (lamentablemente) periodistas de allegados.

Antes de realizar su espectáculo de dos canciones ("Enfremo de amor" y "Todo mal con vos"), Oggi se inmiscuyó en una "fiesta de 15" en un salón conectado con el boliche. La fiesta se revolucionó y nadie prestaba atención al típico video melancólico conformado por un mix de fotos de la cumpleañera, el cual se proyectaba al momento de la llegada de Oggi; cuya intervención en la fiesta culminó con una discusión con la madre de la agasajada, a quien no le pareció adecuada la presencia de Junco y lo invitó a irse de la misma al grito de "¡desubicado de mierda!".

3.00 a.m.: Oggi realizó su espectáculo ante la poca cantidad de público que había en el lugar para después volver al VIP, al champagne y al descontrol de hormonas y atrevidos intentos de seducción hétero y homosexual, que nunca diferenciaron propios de extraños y cada vez eran más intensos y persistentes. Nadie se atrevía a decirle demasiado, todavía.

5.00 a.m.: Llegó el momento de volver. No había ni rastros del buen clima que imperó a la ida. Oggi discutió e insultó a todos los presentes -incluido este reportero-. En un arranque de furia, Oggi Junco dio por terminada su "hospitalidad" y abrió la puerta del coche para que yo "bajara inmediatamente" del mismo. En la madrugada del domingo me encontré solo, en un lugar desconocido -por unos metros no fue en plena autopista del Oeste- y sin el grabador que, "milagrosamente" había desaparecido de mi bolsillo.

 

Mi odisea terminó. Oggi Junco, desbordado por las sustancias y las circunstancias, desapareció en un chirrido de neumáticos. Pensé que si hubiera manejado él y hubieran existido los controles de alcoholemia, Oggi Junco hubiera pasado la noche en la cárcel. "Así son los mediáticos", pensé. "El show les dura un segundo y el personaje que venden no tiene nada que ver la realidad".