David Beckham logró, con sus cremas capilares, tatuajes y peinados prolijamente despeinados, encausar al hombre dentro de una causa absolutamente lejana en tiempos pasados. Eso de ocupar los recovecos de los botiquines en los baños era cuestión pura y exclusiva de ellas, pero debieron ceder.
Los hombres decidieron seguir al Spice Boy en su cruzada y las mujeres debieron acostumbrarse. Los tiempos cambian. Poco a poco esa preferencia de antaño por los hombres de pelo en pecho mutó hacia los abdominales esculpidos a mano con forzadas rutinas anaeróbicas en el gimnasio y trotes alrededor de los lagos de Palermo.
De todas formas, pese a que los aceptaban, sentían esa necesidad casi imperiosa de pasar sus manos por una pancita incipiente o ya recibida. Y no prolijamente depilada. Hoy, ellas, felices. Los hombres se cansaron de tamaña rutina. Dejaron el gimnasio de lado y volvieron a inclinarse por el fernet. Con algunos kilitos de más pero felices, prioridades lógicas. Ese "dejarse estar" implica, también, decirle stop a la cera, la maquinita de afeitar o la propia depiladora. Sin embargo, los metrosexuales no murieron. Son una raza en extinción. 24CON te presenta testimonios de uno y otro, para que vos elijas.
Testimonio:
Macho depilado
Mi experiencia en la depiladora. Por qué el cuerpo del hombre tiene que estar suave y limpio de pelos, como el de la mujer