"A Gastón lo mató una patota de la Bonaerense"
La viuda de Duffau repasa los puntos oscuros de la causa. Qué dice la autopsia, por qué descartaron pruebas y el misterioso suicidio de un testigo clave
A Beatriz Silvane no le agrada demasiado hablar con la prensa. No se trata de descortesía y, menos, de arrogancia. Simplemente, está tratando de proteger a su pequeño hijo de 7 años. Durante casi una semana, la televisión, la radio y los diarios no dejaban de repetir su apellido. Demasiado para la mente de un niño que, aún, procesa la muerte de su papá, Gastón Duffau.
Gastón y Beatriz se conocieron en el 94 en la Universidad de Buenos Aires, cursando la carrera de contador. Ella quedó embarazada y tuvo que dejar la facultad, él lo hizo faltándole sólo una materia para recibirse. En el momento en que asesinaron a Duffau, la pareja estaba separada.
“Están obligados a rever el fallo porque lo apelamos, pero, después de lo que pasó, me cuesta creer en la Justicia argentina. Pero sí tengo confianza en las cortes internacionales que ya se pronunciaron y que están esperando deseosos de que, si en el país no se logra justicia, hacerse cargo del caso”, adelantó Silvane a 24CON.
-¿Cómo van a seguir?
-Nosotros ya presentamos la reserva para que la sentencia no quede firme y para el fin de esta semana estamos presentando el recurso de casación, todos los argumentos por los que nosotros consideramos que esa sentencia no puede quedar firme.
-¿Estás segura de que fueron los policías los que mataron a Gastón?
-Si estaba en el local y los clientes ven que él transita por el local sin ninguna dificultad. Más allá que muchas de las lesiones que tenían eran internas, para desplazarse no tenía ninguna dificultad. Y el policía que lo retira del local, que después termina imputado, manifiesta que no lo llevó al hospital porque no hubo nada que le haya hecho pensar que necesitaba atención médica. Media hora después aparece muerto y todo golpeado. Además, cuando hacen la pericia que determina cuánto tiempo tenían las lesiones que le producen la muerte. Y eran recientes, específicamente en el parámetro de hasta 30 minutos. Eso 30 minutos son los que pasan desde que se lo llevan del local hasta que llega al hospital.
-Entonces, ¿no crees que hubo una deficiencia en las pruebas presentadas por su abogado, Hugo López Carribero, y el fiscal Guillermo Bordenave?
No. Creo que hubo negligencia por parte de los jueces o, más bien, decisión de absolver o miedo a la policía o problemas en La Matanza con respecto al fiscal. Yo creo que Bordenabe trabajó bien y reunió una gran cantidad de pruebas que presentadas a cualquier otro juez o persona de buena fe, no hubiera tomado la decisión que tomó este tribunal. En cuanto a Carribero, ningún abogado podría haber probado nada porque acá se trata de la voluntad de los jueces de no condenar.
-La defensa alegó en un programa de televisión que Gastón no estaba del todo cuerdo...
-Sí, lo hacen porque lo único que pueden hacer es atacar a la víctima. Entonces, salieron a decir que era borracho porque tenía el hígado graso y la verdad es que Gastón había tenido hepatitis B y por eso tenía el hígado mal. Dijeron que era alcohólico y drogadicto y la pericia demostró que no tenía alcohol ni restos de droga en la sangre. Entonces, es más fácil decir eso para que la gente piense: “Está bien que lo mataron porque era una persona dejada, alcohólico y drogadicto”. Buscaron eso. Pero sí eso hubiera sido cierto es más grave todavía porque necesitaba más que nadie ayuda y no que lo muelan a golpes.
-Asimismo, los abogados de los policías dijeron que si la familia se hubiera preocupado por su bienestar, él hoy no estaría muerto.
-En qué cambia cruzarse con una patota de la bonaerense en el estado en que esté. Una y otra vez, lo que hacen es justificar el haberlo molido a palos. Entonces, ¿qué hay que hacer? ¿Hay que quedarse en una casa encerrado sin salir para que no te pase nada? Gastón se cruzó con una patota que tenía los cables cruzados y lo molieron a palos. No es justificativo. Ellos buscan una y otra vez debatir sobre si Gastón mereció morir en la forma en que murió y, en realidad, acá no se trata de cómo ni cómo vivía, si la familia se ocupó o no se ocupó, sino por qué hicieron lo que hicieron. Lo mataron por portación de imagen.
-¿Cómo era Gastón?
Era una persona tranquila, era pacífico, no era para nada agresivo. De hecho todos los testigos manifestaron que lo que hacía Gastón era hablar de Dios, lloraba, pedía por la mamá y el papá (ambos fallecidos), que Dios iba a venir. Sí, tenía una especie de delirio místico en ese momento, pero nada que hiciera pensar que era una persona agresiva.
Pruebas desestimadas y un suicidio sin respuestas
"Este caso es un escándalo de la Justicia. La acusación es insostenible", dijo Miguel Racanelli, uno de los abogados de los acusados, al salir de la Sala. Minutos antes, el Tribunal Oral Nº5, compuesto por Gabriela Silvia Rizzuto, Matías Mariano Deane y Javier Mario González, había absuelto a Leonardo Brandán, Natalio Denardis, Luis Acuña, Mauro Ponti y Rubén Steingruber, ex efectivos de la comisaría de Ramos Mejía. ¿La razón? No había pruebas para condenarlos.
Sin embargo, 24CON pudo saber que los jueces desestimaron informes periciales oficiales claves para la resolución del caso. ¿Por qué rechazaron pruebas que constan en el expediente en el debate oral? Dichas omisiones pondrían contra las cuerdas a los policías implicados. Y, aún más, ¿por qué no se investigó el suicidio de uno de los acusados en su celda? Se trataba de David Mansilla que, al igual que sus compañeros, cumplía prisión preventiva, dictada por el juez de Garantías Manuel Blanco, en la Unidad Penitenciaria de González Catán.
En aquella oportunidad, abril de 2008, Racanelli aseguró que su cliente se había quitado la vida por el "quiebre psicológico" que le provocó haber sido acusado del crimen de Duffau. "Terminó con su vida por el dictado de esta injusta prisión preventiva" por cargos de tortura seguida de muerte, que impone prisión perpetua. Pero no se sabe con certeza. Entonces, qué fue lo que empujó a Mansilla. ¿El remordimiento, fue incitado o fue un mártir?
Ya en la cárcel el ex teniente Mansilla le habría pedido a su defensor dos cosas: hablar con el juez de la causa y que lo alejaran de sus compañeros. Como lo pidió, el ex policía recibió asistencia y lo alojaron en un “buzón” (una celda más chica y solitaria que las comunes), requisándole todo objeto que pudiera poner en riesgo su vida, pero dejándole una sábana. Así fue que por la tarde, dos días antes de la audiencia que Mansilla iba a tener con el juez, lo retiraron aún vivo después de encontrarlo colgado de la sábana.
20 minutos más tarde, cuando llegó la ambulancia, estaba muerto. La guardia de la penitenciaria destacó que “el estricto control dejó de verlo justo cuando se suicidó". ¿Qué quería decirle Mansilla a la Justicia?