Eva Rodríguez tiene un poco más de 30 años. Profesa la religión evangélica cristiana y vive con su marido Gabriel Sequeira y sus dos pequeñas hijas, Magali y Gala. Su humilde casa del barrio La Loma del partido de Lomas de Zamora, es el centro de reuniones vecinales y, desde hace un año todos los jueves a las 15:30, congrega a más de 40 personas, la mayoría mujeres.
Allí, casi todas las chicas van para hacer algo. No se trata de jugar, ni de malgastar su tiempo, intentan comer y aprender cómo sobrevivir siendo madres adolescentes y desamparadas. En estos momentos, Eva está armando una institución en el lugar, por eso es reconocida en casi todo el distrito. Ella lo deja en claro, no es asistente social pero es una de sus asignaturas pendientes. Tampoco es psicóloga, su trabajo es escuchar y dar. “Pura militancia, y para ser militante a uno le tiene que nacer”, dice.
Eva Rodriguez junto a su marido Gabriel Sequeira. |
En los encuentros, los participantes hablan de las situaciones que la vida particular de cada uno les deparó. “Hay muchos padres que no le pueden dar contención a sus hijos. Por eso les digo que tienen que parar. Acá no hay anticonceptivos, ni planes de salud, ni nada. Hay madres de 12 y 13 años que nadie les da bola. El plan Remediar está cortado, no nos dan nada. Algunas mujeres tienen hasta 14 hijos. Son pibas que nunca vieron a un ginecólogo. Hay prostitución infantil por necesidad, pero no puedo decir quiénes son porque les va a perjudicar”, explica.
Pero otro de los mayores problemas es el hambre. Y por eso muchas veces se ayudan entre ellos y como pueden, con lo poco que tienen. Al igual que los casos de violencia, en donde dice que la mejor solución es la charla y la contención, ya que “hay muchos ejemplos de maridos golpeadores”. Por todo esto, Eva se muestra por momentos asustada. “Hay tanta gente que me asombra. Encima, todo esto es con nada”, concluye.