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Los dark coparon Ituzaingó

Daron tiene 18 años y es el líder de la movida dark en el oeste del Conurbano. Fanático de Los Simpson, convoca por msn a jugar al pool. Van de negro, pintados y con esos raros peinados nuevos
Lunes, 06 de abril de 2009 a las 11:55
Por Pablo Katz
Alf!! Te acuerdas de Alf? Volvió. Y en forma de fichas. Jajaja. Vivan los Simpsons!! Este sábado todos a la galería de ITZ. A las 5 de la tarde como siempre. Llevá guita para hacer una vaquita y jugar al pooo-oool. Aunque juguemos una ficha y el resto mire. Bueno, era eso. Chaito!! 1,2,3…Ahí te ves!! DaRoN. P/D:No tokes al cerdo!! Púdrete Flanders!!

El particular mensaje de texto que durante la semana Daron envió a más de cien celulares parece haber dado sus frutos. A la hora señalada, 5 de la tarde del sábado, la galería Suárez, en pleno centro de Ituzaingó, se “oscurece” de golpe.

Salvo Daron, que luce un sobretodo plateado capaz de encandilar hasta a un no vidente, los más de setenta chicos darks que respondieron a su convocatoria telefónica están vestidos completamente de negro. Pero Daron, cuyo verdadero nombre es Francisco y tiene 18 años, no sólo sobresale por eso. Es el líder de la movida dark del oeste del conurbano, que convirtió a Ituzaingó en su nueva capital. Aunque a él no le agrade en absoluto, ya lo bautizaron el Cumbio de los darks. “Yo lo hago porque me gusta estar con gente que tiene mi onda. Pero no me interesa ser como Cumbio. Yo no gano un peso con esto”, aclara a 24CON este fanático de los Simpsons –por si queda alguna duda está su mensaje de invitación- que copió su nombre “artístico” del guitarrista de la banda de nü methal System of a down.


El epicentro de los encuentros que organiza es la galería Suárez, ubicada en Las Heras 261 y a la que muchos llaman la Bond Street de Ituzaingó, por la cantidad de jóvenes “alternativos” que visitan sus dos rockerías en busca del más variado merchandising de sus bandas favoritas.

“Esto empezó a mediados del año pasado, cuando se me ocurrió juntar a toda la gente que siempre me cruzaba por separado en la galería. Primero nos encontrábamos los feriados, pero ahora nos vemos todos los sábados”, explica Daron, quien completa su look “industrial dark” con guantes negros,  corbata roja, gorra militar, mechones de pelo endurecidos con jabón de tocador y largas uñas pintadas de rojo,  al igual que los labios y la sombra que rodea sus ojos.

Como propone Daron desde su flyer –así denomina a la invitación que distribuye vía celular- después de estar unas horas en la galería, muchas veces van a jugar al pool o siguen hasta la madrugada en alguna fiesta que ellos mismos organizan.

Es que más allá de lo que hagan, lo que los convoca es el placer de sentirse dentro de un grupo de pertenencia, a salvo de la discriminación que dicen sufrir a diario. Incluso dentro de sus propias familias. “A mí, mi viejo me decía que era un maricón. Me costó dos años que me aceptara así como soy”, cuenta Daron.

“Muchas veces me pasa de ir caminando y que la gente se cruce a la vereda de enfrente para no verme. O que me griten cosas por la calle. Pero lo que más me afectó fue una vez que me puse a hablar con unos chicos en la puerta de una iglesia y una señora empezó a gritar: ‘¡cómo permiten que  los chicos hablen con esa satánica!’ Y me tuve que ir”, se queja Lilith.

Sin embargo, quizá algo de “razón” haya tenido la mujer que salió “en defensa” de los chicos. La propia Lilith cuenta que su nombre adoptivo está inspirado en el de una mujer considerada un demonio por el libro de la demonología.

Visual, emos, góticos, industrial dark, hardcore, ... Dentro de la comunidad existen muchos subgéneros, aunque las diferencias entre unos y otros no son del todo claras, excepto por algunos cambios sutiles en la vestimenta y la identificación con determinadas bandas musicales.

Meg, de 16 años, se define como dark, a secas. “Ser dark es ser oscura”, intenta, sin éxito, explicarse Meg. Pero no es eso lo que más llama la atención de ella. Lo más curioso es que, cuan perrito, anda amarrada a su amiga Mortiz con una cadena que llevan enlazada a sus respectivos cuellos. “Es que somos muy amigas y nos queremos mucho”, dicen a dúo. La imagen, más que enternecer; desconcierta.

Débora, por su parte, tiene intenciones de crear un nuevo grupo dentro de la cultura dark. Ella se define como “linken”. “Porque soy fanática de (la banda estadounidense de nü metal) Linkin Park”, explica, tratando de no mover demasiado su mano derecha. ¿Por qué? Porque tiene una muñequera llena de clavos oxidados cuyas puntas miran hacia arriba. “A veces hay amigos que me quieren agarrar jugando y se lastiman. Uno se clavó un clavo en la mano y no le paraba de sangrar”, cuenta divertida.

Sus amigas la escuchan y también celebran la anécdota. Ya son casi las nueve de la noche. Daron avisa que es hora de buscar nuevos rumbos. Esta vez la “vaquita” no alcanza ni para una ficha de “pooo-oool y que el resto mire”. Después de unas horas en la galería, la próxima escala es la casa de Lilith. Su papá –asegura ella- los espera “feliz”. Es más, el otro día aceptó vestirse de gótico. Lo que se dice, un padre moderno.