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El diario italiano La Repubblica publicó una entrevista con ella en la que reconocía que antes de cambiar de vida "estaba tirándola con el alcohol y el sexo, sin amor verdadero". Así fue su día a día desde los 18 hasta los 25 años, hasta que sintió la llamada de Dios.
"Tenía 25 años y bailaba desde los 18. Después, en Asís, delante de la Iglesia de Santa Clara, sorprendida por el cielo, por los colores, por la paz, me puse a bailar entre el estupor de la gente", explicó.
Cuando regresaba en tren a Milán sintió que "Dios estaba dentro de mí. Había renacido, estaba transfigurada". Así que decidió cambiar de vida... y hasta hoy. De hecho, hace poco hizo sus votos perpetuos en la catedral de Palestrina (Roma).
PD: Este caso es el contrario al de Leticia Cerchia, la italiana que a sus 31 años decidió dejar sus votos religiosos para convertirse en modelo (aunque no stripper; pero bueno, la comparación es curiosa, ¿no? Unos entran y otros salen).