Durante la dictadura de Francisco Franco fue una de entre miles de recién nacidos que fueron robados y dados en adopción. Décadas después mencionó a quien la entregó y ahora irá presa. Rajoy se niega a indultarla.
Se llama Ascensión López y hace 53 años, en plena dictadura de Francisco Franco, nació en una sala hospitalaria de España. Allí, por la acción directa de una monja, fue vendida en 250 mil pesetas a quienes fueron sus apropiadores durante largos años.
Cuando tenía 8 años, la pequeña Ascensión lloraba la enfermedad que sufría su padre. "¿Por qué lloras por este hombre que no es nada tuyo, que te compró cuando naciste?", le escupió un familiar y desde allí la existencia de esta mujer, que hoy tiene un hijo de 19 años y otro de 22, quedó marcada para siempre.
Según números extraoficiales -porque España se niega a discutir el tema de forma oficial- se estima en 30 mil el número de niños y niñas apropiados durante el franquismo. La misma tenebrosa cifra que marca la cantidad de desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar Argentina.
Sin embargo, y pese a ser víctima de la feroz dictadura que gobernó a España entre 1939 y 1975, Ascensión irá presa por haber mencionado a la monja que fue cómplice directa de su apropiación. Según dictaminó la Justicia de su país, la mujer deberá cumplir cinco meses de cárcel. porque no puede afrontar los 43 mil euros de fianza que se le impusieron, según publicó el portal de noticias español elperiodico.es.
Además, el gobierno conservador de Mariano Rajoy (del Partido Popular, brazo político no oficial de los restos del franquismo) se negó a indultarla.
Según relató a la prensa esta víctima que en cierta forma vuelve a ser apropiada por una dictadura que terminó hace cuatro décadas, su madre adoptiva no sabía cómo se produjo su secuestro. "Me dijo que fueron a buscarme al hospital, que pagaron 250 mil pesetas de las de antes y poco más"., apuntó. Además, señaló a una monja: Dolores Baena, sobrina de su padre adoptivo y que trabajaba en una maternidad.
En 2012, López presentó una denuncia ante la Policía Nacional con los datos que tenía, y en los que obviamente aparecía la monja. Un año después, cuando recién comenzó a hablarse en España de los bebés robados, la mujer acudió a los medios para localizar a su verdadera familia.
Cuando la religiosa vio el programa de televisión del que participó la denunciante, fue hasta los tribunales, donde reconoció haber participado de la "adopción" de la beba pero siempre, según dijo "de manera conforme a la ley". En ese mismo momento denunció a Ascensión López por calumnias e injurias.
"No la acuso a ella abiertamente, pero en la documentación que tengo aparece su nombre", se defendió la mujer ahora condenada, quien lamentó que además de haberla juzgado a ella se archivara su causa por apropiación.
Según la sentencia que le dio la razón a la monja colaboracionista, la condenada usó expresiones "con el propósito de lesionar gravemente el honor de la testigo perjudicada" y la "intención de difamarla", pero "no acreditó, ni tan siquiera de forma mínimamente indiciaria, la adopción ilegal que falsamente y a sabiendas de su inexactitud, o al menos con temerario desprecio a la verdad, atribuye a la perjudicada".
Se presentaron 90 mil firmas para solicitar el indulto presidencial y se realizaron protestas en todo el país. Fue inútil. El Poder Ejecutivo español le negó la posibilidad.
"No tenía muchas esperanzas", reconoció la mujer, quien lamentó la actitud de la monja Dolores Baena, quien ratificó su raíz represiva. Sobre ello, Ascensión se lamentó y resumió: "Sabía que no iba a descansar hasta que me viera entre rejas. Pero me ha dolido su falta de humanidad y compasión".