El caso del matrimonio de Castelar que pagó 50 mil dólares para “liberar” a su hijo es otro eslabón de una cadena de estafas sin freno. El joven estaba sano y salvo, y una empleada bancaria evitó que sus padres dieran una cifra mayor.
El caso del dueño de una importante cadena de pinturerías de la zona oeste del Gran Buenos Aires que fue engañado por delincuentes mediante el "secuestro virtual" de su hijo, por quien pagó ayer 50 mil dólares de rescate, forma parte de una modalidad delictiva que viene causando estragos, porque cada jornada son siete los hechos de falsos raptos que terminan con personas pagando o entregando bienes, cuando en realidad se trata de una elaborada estafa.
"Durante el primer semestre se viene registrando un promedio de 50 casos con secuestros virtuales que son exitosos para las bandas, logrando recibir dinero o bienes materiales de los damnificados. Pero sabemos que sólo se denuncia el 25% de los hechos", precisó una fuente judicial al sitio web, Diario Popular, revelando que en el análisis criminalístico durante la primera mitad del año se sucedieron más de 1.200 casos (300 denunciados en fiscalías y 900 como parte de la denominada cifra negra).
El caso de ayer fue sufrido por Juan José Pisano, dueño de la cadena "Pisano", quien tiene 79 años y actualmente se encuentra jubilado. El hombre, que fue contactado telefónicamente por los delincuentes en su casa de la localidad de Castelar, estaba a punto de pagar un nuevo y oneroso rescate, pero la maniobra fue desbaratada por una de las cajeras del banco al que se presentó por segunda vez en pocas horas a retirar dinero.
Se trata del segundo caso de secuestro extorsivo falso que se conoce en las últimas horas, ya que este miércoles se supo de una vecina de Mar del Plata fue engañada por delincuentes que le dijeron también que tenían secuestrado a su hijo y terminó despojada de 15 mil pesos y joyas.
Según la información conocida ayer, todo se inició el lunes temprano, alrededor de las 6, cuando Isabel, esposa de Pisano y también de 79 años, atendió un llamado telefónico realizado por un hombre que se hizo pasar por uno de sus hijos, llamado Francisco.
El hombre, en declaraciones a un canal local, contó que la llamada duró unas cuatro horas, "hasta que abrieran los bancos o tuvieran alguna opción para sacar algo de plata".
Confundidos, los integrantes del matrimonio no optaron por llamar a sus familiares y se preocuparon por salvar la vida de su hijo, a quien los delincuentes amenazaban con matar si no recibían un rescate de cien mil dólares.
Así se hizo un primer pago en la zona de la estación de Castelar de 50 mil dólares, pero las exigencias seguían al ritmo de las amenazas. Los Pisano comenzaron a recorrer sucursales bancarias para retirar más fondos, entre los que se encontraban los que iban a ser utilizados para una operación de la mujer que no cubría la prepaga que tienen contratada, contó Francisco. "Ni siquiera me puedo poner en la piel de ellos, de la angustia de todo este tiempo, ver qué pasaba con mi familia, conmigo", admitió el hombre.
Finalmente, fue una cajera del Banco Provincia, sucursal Castelar, la que se dio cuenta de los movimientos extraños del matrimonio y preguntó qué pasaba.
"Tienen secuestrado a mi hijo", admitió el empresario y la mujer decidió llamar a Francisco para comprobar que el hombre estaba trabajando en una de las sucursales, sano y salvo.i