Los jugadores de River tardaron mucho en recuperarse, y desde el primer momento plantearon que no iban a retomar el partido. "Es una vergüenza lo que está pasando. Mirá lo que nos hicieron. No hacía falta este ataque", se quejó el DT Marcelo Gallardo.
El Superclásico entre Boca Juniors y River Plate por los octavos de final de la Copa Libertadores fue suspendido en la noche del jueves antes de comenzar el segundo tiempo, cuando el partido iba 0 a 0, a raíz de verse afectados al menos cuatro jugadores del equipo "millonario" con irritación en los ojos y quemaduras en el cuerpo, por emanaciones de gas pimienta lanzadas dentro de la manga de salida al campo de juego.
La suspensión fue determinada por el árbitro del encuentro, Darío Herrera, luego de recabar por una hora y cuarto - con el partido parado y grandes dudas sobre cómo seguir -todos los elementos de evaluación que surgieron de fuentes médicas y autoridades de la Conmebol.
El ataque quedó evidenciado en los ojos de varios jugadores, fundamentalmente Leonardo Ponzio, Leonel Vangioni, Gonzalo Martínez y Ramiro Funes Mori. Y casi todos lucían manchas del producto en sus camisetas, que fueron secuestradas por la Policía Federal.
Una toma de la TV Pública permitió divisar el momento en que un individuo que ocupaba el sector inferior de la tribuna popular local se tapó la nariz con su camiseta y se pegó a la manga. Allí se habría realizado el atentado contra el equipo rival.
Los jugadores de River tardaron mucho en recuperarse, y desde el primer momento plantearon que no iban a retomar el partido. "Es una vergüenza lo que está pasando. Mirá lo que nos hicieron. No hacía falta este ataque", se quejó el DT Marcelo Gallardo.
"Acá hay que suspender el partido. No cabe otra. Vámonos a la mierda", proponía a los gritos Fernando Cavenaghi, que ocupó el banco de suplentes. En tanto, el presidente de River, D'Onofiro, ingresó al campo y mantuvo una discusión con el DT de Boca, Rodolfo Arruabarrena.
Para colmo, un dron que simulaba un "fantasma de la B" sobrevoló la cancha provocando el aliento y las burlas de la hinchada xeneize.
Por su parte, los jugadores de Boca no se solidarizaron y querían seguir a toda costa. Hasta se formaron el campo de juego cuando sus pares de River ya se habían retirado al vestuario. El entrenador Rodolfo Arruabarrena se mostró muy enojado, no quiso hablar con los periodistas presentes y, al cruzar palabras con Gallardo, lo insultó por su decisión de no continuar el encuentro.
Se especula con una fuerte sanción a Boca, mientras que aún no se sabe si se jugarán los 45 minutos que faltan de este partido de vuelta de la Copa Libertadores.
|
14 de mayo de 2015