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Rinoscopia si, votos no

Sabado, 18 de abril de 2015 a las 13:36
Por Leonardo Balmon

La desesperación en la pol​í​tica lleva a cometer gruesos errores disfrazados de espectaculares decisiones. Sandro Guzmán, zigzaguante intendente de​ ​
Escobar ahora de nuevo kirchnerista que es a la vez diputado massista con licencia, anunció​​ ​ayer en una desopilante conferencia de prensa que ha decidido someterse a una rinoscopia, para descartar las versiones que lo señalan como un consumidor de drogas. Rodeado de sus familiares y sin contestar preguntas de los periodistas Guzmán, visiblemente nervioso, hizo anunciar por su médico que decidió hacerse las pruebas que, según el, darían por tierra las versiones que circulan por las redes sociales y la comunidad de Escobar.

Guzmán está visiblemente desgastado y con serios problemas de gestión, abandonado por sus vecinos, con una imagen negativa del 70 % y una segura derrota a manos del candidato kirchnerista Ariel Sujarchuk. Ni la visita del gobernador Scioli logro mejorar su imagen, que ahora mas que nunca muestra un hombre desesperado abandonado por propios y extraños y que en vez de gestionar para el futuro de sus vecinos decide hacerse nada mas ni nada menos que una rinoscopia​

El recurso no es novedoso. El precursor fue el siempre recordado por sus picardías, Ramoncito Saadi. La historia nos recuerda que allá​ por 1991 el salvaje asesinato de Maria Soledad Morales hacia temblar su feudo catamarqueñ​o. Fue entonces que otro encantador de serpientes que supo parir la democracia argentina, Jose Luis Chupete Manzano -desde su puesto de ministro del Interior- comenzó a tejer una red de sospechas sobre la vida licenciosa de Ramoncito. Que la piscina de su mansión servia para enfriar decenas de botellas de champán francés. Que todas las semanas había fiestas negras con quinceañeras. Y en el revoleo, Chupete sugería por lo bajo que Ramón era un consumidor empedernido.

Tanto fue el cántaro a la fuente, que a uno de los asesores de Ramón Saadi se le ocurrió la peregrina idea de que lo mejor era anunciar que el gobernador de Catamarca se iba a hacer una rinoscopia para terminar con las habladurías.
Y así fue como un día de aquellos años locos del primer menemismo, Ramón Saadi anunció a los cuatro vientos el examen toxicológico en cuestión. Los diarios y revistas se hicieron un festín con ese titulo impactante, pero la verdad histórica es que nunca nadie vió el resultado de esa rinoscopia.

La política prefirió mirar para otro lado. El menemismo no estaba en condiciones de juzgar a nadie. Y el examen de Ramoncito se perdió en el fárrago de locuras y excesos de aquellos días.

Sandro Guzmán no es Ramón Saadi, ni mucho menos. No tiene historia en el peronismo, ni viene de una familia de la politica. Pero su anuncio insólito de que se va a someter a una rinoscopia para despejar quien sabe que sospechas, pone en evidencia su grado de alteración.

Si el estudio diera negativo, ¿que vendría a demostrar? La única respuesta posible es: que Sandro Guzmán no consume estupefacientes.
Y nadie podría acusarlo por consumir sustancias. En todo caso seria un paciente enfermo que necesita tratamiento de rehabilitación.

Hoy las acusaciones que llueven sobre el son de tipo político y de mal desempeño como intendente y diputado. Sandro Guzmán tiene la imagen negativa mas alta (rozando el 80 por ciento) de todos los alcaldes del Conurbano. Superando incluso a casos patológicos como Luis Acuña en Hurlingham.

Y ninguno de esos males se cura con una rinoscopia. Sino, que le pregunte a Ramoncito Saadi. El lo puede aconsejar al respecto.

 

Leonardo Balmon