- Cebollas: Eligí las más firmes y pesadas, esto es una señal de que se encuentran en buen estado. Evitá los brotes verdes y las cebollas que tengan partes blandas. Prestá especial atención a las cebollas rojas, ¡éstas no deben estar descoloridas!
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- Raíces y tubérculos: Para hacer una buena elección, comprá las raíces que estén firmes, libre de arrugas y con buena forma. Evita todo tubérculo con manchas verdes, así como aquellos con signos de brotes, principalmente en las papas.
- Tomates: Elegir un tomate sano no tiene demasiada ciencia pero hay que conocer cierta información para no cometer un error. Escogé tomates de piel suave, sin arrugas ni cortes. Si podés eligí los más pesados en comparación a su tamaño.
- Hongos: Evitá los que tengan extremos secos. Esto indica que su mejor momento ya pasó. En su lugar, busca setas con el extremo húmedo y que estén firmes y frescas. Además, es importante que tengan un olor suave.
- Hojas verdes: Las hojas deben sentirse elásticas y suaves al tacto. Jamás compres las que estén marchitas y oscuras; así como las que estén dañadas por insectos. Para la acelga, busca las que tengan tallos y hojas suaves y brillantes. En cuanto al puerro, por ejemplo, debes fijarte en el tamaño de las hojas. Los puerros más delgados tienden a ser más jóvenes y tiernos.
- Consejo extra: Eligí comercios pequeños en lugar de grandes cadenas de supermercados y hacete amiga de tu verdulero.
11 de noviembre de 2014
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