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El hospital fantasma que se transformó en un "aguantadero"

Atendía a más de 500 pacientes por día, pero lo abandonaron abruptamente con todo su material adentro. Asegura que hoy sirve de refugio para delincuentes. Mirá las impactantes fotos del lugar.
Lunes, 09 de junio de 2014 a las 13:49

En los últimos días de 2011, el intendente Jesús Cariglino utilizó su cuenta de Facebook para anunciar a los vecinos de Grand Bourg que “todas las prestaciones” del Hospital Pediátrico Mary Gervasoni se trasladaban al nuevo Hospital Central de Pediatría Claudio Zin, en Pablo Nogués. Lo llamativo fue que el edificio donde funcionaba el “viejo nosocomio” fue abandonado tal como estaba. “No apagaron ni las luces”, se quejó una vecina, dos años y medio después del inesperado cierre.

 

Mirá todas las fotos del ex hospital Gervasoni, hoy -ACÁ-


En el edificio, ubicado en Luis Vernet 1469, a pocas cuadras de la estación de trenes, podía encontrarse todo tipo de material hospitalario. Es que la mudanza no contempló el traslado del mobiliario. “Se robaron todo. Durante los primeros días me asomaba por la ventana y veía a jóvenes colgados arrancando los ventiladores, que todavía estaban funcionando”, contó a 24CON una vecina, que prefirió no dar su nombre. La casa de la mujer linda con el fondo del viejo hospital y asegura: “Ni bien cerró, escuchaba a los ladrones que corrían por el techo de mi casa. Se llevaron todo. Cuando se fueron, dejaron todo. Desde computadoras hasta la máquina de rayos X”. Ahora, según cuentan en el transitado barrio, utilizan el lugar “para entrar a tomar alcohol y drogarse”. Incluso, algunos aseguran que una persona vive adentro. 

 

La puerta frontal está tapiada con una madera. Los vidrios rotos de las ventanas permiten que ingresen al lugar los chicos cuando salen de la escuela. Uno de los accesos, se encuentra firmemente atado con una manguera. El piso está tapizado de papeles: viejas fichas médicas, fotocopias de documentos y folletos sanitarios que se mezclan con algunas cajas de vino, botellas de fernet y hasta una vacuna contra la polio. El lugar parece haber sido abandonado de emergencia. Los carteles que todavía cuelgan de las paredes anuncian las distintas áreas. En el hueco del ascensor, trabado entre dos pisos, descansa un carro para llevar la comida. En el primer piso, las paredes pintadas con mariposas están descascaradas y un pote de alcohol en gel sobrevivió a la ola de robos. Los vidrios rotos esparcidos por el piso y las paredes pintadas con aerosol conforman un cuadro tétrico, ideal para ambientar una película de terror.

 

Lo primero que se robaron fueron los medicamentos que todavía estaban en el lugar, junto con computadoras y mobiliaros. También sobrevivió una caja fuerte de gran tamaño, actualmente inaccesible desde la caída del ascensor. Un colchón y una ventana tapiada, cierran la escena de la desolada planta baja.

Según se anunciaba desde los portales del municipio, el hospital Gervasoni atendía a 500 chicos por día. Tenía 40 camas para internación y contaba con “laboratorio, diagnostico por imágenes y vacunatorio”. Desde que cerró, los vecinos sólo tienen una pequeña salita para tratar las emergencias. De lo contrario, deben viajar a la vecina localidad de Pablo Nogués.

 

"Esto tiene que ver con la centralización de la salud que se promueve desde el municipio", explicó a este medio Mariana Paola Zuccarini, Presidenta del bloque de concejales del Frente Para La Victoria. "Hace que los vecinos que viven en los barrios periféricos del distrito tengan que tomar dos medios de transporte para poder atenderse", explicó.

 

En la mayoría de sus discursos, el actual intendente del distrito hace especial referencia a las "transformaciones" en el sistema de salud, por lo que llama la atención el estado actual del edificio, en el que los vecinos cambiaron de tener un centro asistencial cerca de su casa a un lugar completamente abandonado que, según aseguran, funciona como "aguantadero".

 

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09 de junio de 2014