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Estos son los alimentos que no debés guardar en la heladera

Hay algunos alimentos a los que el frío les causa alteraciones en su sabor y en sus propiedades. Mirá cuáles son.
Martes, 20 de mayo de 2014 a las 17:52
Por Redacción 24CON

Tomates: Los tomates pierden todo su sabor en la heladera. El aire frío hace que se frene el proceso de maduración, que es lo que les hace tan sabrosos. Además también se altera su textura ya que el frío rompe las membranas en el interior de las paredes de la fruta y la pone harinosa, por lo que lo más recomendable es poner los tomates en un bowl. Según Harold McGee, especialista en Nutrición, debido a su origen semitropical, «el tomate no tolera las bajas temperaturas, que hacen que pierda su aroma», entre otras consecuencias.

Papas: Guardar una papa a baja temperatura hace que el almidón se convierta en azúcar por lo que se convertirá en una papa dulzona y harinosa. Lo más recomendable es guardarlas en una bolsa de papel ya que gracias a su porosidad, tardan más en pudrirse.

Pan: El pan en la heladera se seca y se pone duro rápidamente. Es preferible guardarlo en una bolsa de tela para evitar que se ponga duro, como en la bolsa de papel, o correoso como el chicle, en la bolsa de plástico. Si no se va a consumir en breve, la mejor opción es cortarlo en rebanadas, envolverlo en papel de plástico transparente para que conserve la humedad y congelarlo. Al sacarlo del congelador hay que dejarlo que se descongele del todo antes de comerlo o tostarlo.

Miel: Una baja actividad de agua, una gran concentración de azúcares (osmolaridad) un PH entre 3,5 y 4,5 y la presencia de peróxido de hidrógeno (comúnmente conocida como agua oxigenada) con efectos antimicrobianos y otras sustancias con propiedades antimicrobianas hacen que la miel no se ponga mala fácilmente mientras esté en un recipiente bien cerrado por lo que no existe ninguna razón por la que haya que guardar este alimento en la nevera. Al guardar la miel en la nevera se cristalizaría.

Paltas: Si las hemos comprado maduras y no queremos usarlas todavía, no hay que meterlos en la heladera para «que aguanten más» sino dejarlo en un lugar fresco y con poca luz porque si al meterlo en la heladera se pondrá completamente negra y dura como una piedra.

Café: El café pierde todo su sabor dentro de la heladera y, además, tomará todos los olores del resto de alimentos que tengamos dentro. Expertos en café insisten en que el café debe guardarse en sitios frescos y oscuros para que guarde su aroma, su sabor y su frescura ya que la luz, el aire y el calor son «los principales enemigos del café».

Chocolate: Uno de los alimentos que más duda nos puede generar sobre la idoneidad de meterlo o no en la heladera es el chocolate por aquello de que se pueda derretir. Sin embargo los expertos lo tienen muy claro: al chocolate no hay que meterlo en la heladera salvo que contenga un relleno lácteo o haga mucho calor. El frío hará que le salga una especie de capa blanquecina, que significa que ya no sabe cómo debería y su textura no es la que debería ser. Una vez abierto, aconsejan envolverlo en «papel de aluminio» y, después, «de nuevo en plástico». Otro método es usar una primera capa de papel de cocina o guardarlo en un recipiente plástico bien cerrado, lo suficientemente grande como para que circule el aire.

Frutas tropicales: Las bajas temperaturas anulan las enzimas que permiten madurar a las frutas tropicales como el ananá, la banana o la papaya, a las que el frío hace que su pulpa se vuelva pastosa o su piel se ponga negra.

Cebolla: La humedad de la heladera hace que las cebollas se reblandezcan y se pongan mohosas rápidamente, además empiezan a germinar pequeños brotes. Para evitar que se pudran tan pronto hay que guardarlas en un lugar fresco y seco... ¡y separadas de las papas! Si se guardan juntas se pudrirán antes porque al almacenarlas juntas emiten un gas que provoca que ambas se echen a perder.

Ajo: Al meter los ajos en la heladera, empezarán a brotar pequeños tallos y se pondrán correosos y mohosos. Para evitar esto y conseguir que los ajos se mantengan frescos, lo más recomendable es guardarlos en una bolsa de tela en un lugar fresco y seco.

Aceite de oliva: Al aceite de oliva hay que dejarlo en su envase en un lugar fresco y alejado de la luz o en envases que lo protejan de la luz pero nunca meterlo en la heladera ya que el frío hace que se condense rápidamente, se endurezca formando una pasta parecida a la manteca y, por supuesto, se altere su sabor.

Albahaca: La albahaca se marchitará rápidamente en la nevera y, además, absorberá todos los olores del resto de alimentos que haya a su alrededor. Es mejor guardarla fuera, en un vaso con agua fresca, como si fuera flores recién cortadas.

 

20 de mayo de 2014

 

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