Un hombre vecino de la localidad de González Catán llamado Sergio Gómez, fue atendido en ese nosocomio tras sufrir un accidente laboral. Se le amputó un miembro y fue trasladado a una clínica, pero llegó con muerte cerebral. Su familia dice que le ocultan la historia médica.
Sergio Daniel Gómez tenía 32 años, era padre de una nena de seis y otra de uno. Fanático de Boca Juniors, de Deportivo Laferrere y de Lionel Messi, desde hace seis meses viajaba todos los días desde su casa en la localidad de González Catán al barrio porteño de Mataderos. Allí trabajaba en Alfredo Omar Potenza SRL, una fábrica de insumos hospitalarios. Pero en la tarde del jueves 4 de abril último todo cambió. Y para siempre.
Una máquina lo hirió en la mano y el brazo derecho. Los compañeros decidieron llevarlo al Hospital General de Agudos Francisco Santojanni ubicado a cuatro cuadras del lugar del hecho. Pidió que le avisaran a la mujer, Yamila Palacios, mientras se burlaba de su propia torpeza. Minimizaba lo ocurrido y hasta rechazaba entrar a la guardia en silla de ruedas. Lo hizo a pie. Sangraba y mucho, sin embargo, tuvo que esperar. Llegó la mujer, el hermano, y Sergio entró al quirófano. Allí es cuando las informaciones comienzan a perder precisión, claridad, a enredarse en el lenguaje técnico y frío de los médicos.
Durante la madrugada los facultativos les comunicaron que debía ser trasladado a donde dispusiera la ART Provincia Seguros porque precisaba de atención de alta complejidad. El destino fue la clínica Fitz Roy, en el barrio porteño de Villa Crespo, donde a poco de llegar bajó el médico de guardia para informar que el joven tenía muerte cerebral.
Así lo confirmó el director médico de la clínica Mario Schusterhoff: “Llegó con un paro intraquirúrgico -explicó Schusterhoff- y una historia clínica muy pobre. Lo mantuvimos unas horas más porque la familia decidió donar los órganos.”
El jueves último, la familia y los amigos de Gómez marcharon al hospital Santojanni porque se negaban a entregarles la historia clínica. Pintaron las paredes y se fueron con la promesa de que serían recibidos por las autoridades, lo que finalmente ocurrió. “El director nos dijo que no le iba a temblar el pulso en investigar lo que pasó. Se va a reunir con todos los médicos y después nos va a informar qué medidas tomaron y qué pasó”, contó Palacios.
Vadim Minchaucsku, abogado de la Asociación de Médicos Municipales, aseguró que no hubo mala praxis como la familia denuncia, si no que la causa del fallecimiento “tiene que ver con el brutal accidente que sufrió este joven, que la máquina le aplastó el brazo y perdió mucha sangre. Yo vi la historia clínica y el resultado de la autopsia. Tampoco es cierto que no se le dio la historia clínica a la familia, que hubo demora en la atención y que a la otra clínica llegó con muerte cerebral. Pero ahora hay una causa y se dispuso el secreto de sumario.
Ahora será el expediente que tramita en el juzgado en lo criminal de instrucción a cargo Facundo Cubas el que intentará determinar qué ocurrió.
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21 de abril de 2014