"Nunca me voy a olvidar que detrás de una cuerda de 30 tambores que llenaban todo de música, las Madres se tomaron de los brazos, ocuparon todo el ancho de la calle y caminaron. Los que mirábamos, llorábamos, reíamos; eso estaba pasando acá, en este lugar”, cuenta a 24CON Liliana Szwarcer, una de las responsables del Espacio Cultural Nuestros Hijos (Ecunhi), de Madres de Plaza de Mayo y a cargo de la cantante popular Teresa Parodi. La imagen es de la inauguración, en 2007, días después de que la Armada desalojara por completo el predio de la Esma, actual Espacio Memoria y Derechos Humanos. La consigna de las Madres era concreta y única: “hay que poner vida en donde hubo muerte”.
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La ex Escuela de Mecánica de la Armada (ex Esma) ocupa un predio de 17 hectáreas, entre los edificios y el campo de deportes que da al río. Y está ubicado sobre Avenida del Libertador, a metros de la General Paz, una de las principales vías de acceso al núcleo urbano de la Ciudad de Buenos Aires. Dentro de ese predio, el Casino de Oficiales (donde comían y hacían festejos) fue el edificio elegido para concentrar, torturar y desaparecer a los secuestrados, dentro del plan de exterminio implementado entre 1976 y 1983. El edificio permanece vacío para preservar sus instalaciones, aún cuando durante el Mundial ´78 los militares alteraron el lugar para que no coincidan con los testimonios. Hoy son prueba material en las causas judiciales que se vienen realizando. Más de 5.000 personas pasaron por ese Centro clandestino de detención y tortura (CCDyT), sólo 200 sobrevivieron. Allí también se llevó a cabo el plan sistemático de robo de niños y niñas: al menos 34 bebés de detenidas-desaparecidas fueron apropiados. En la actualidad, trabajan diariamente 2000 personas y decenas de organizaciones.
"Cuando llegué acá tuve una sensación de triunfo. Y me hice una promesa: no entrar nunca distraída, trayendo lo que traiga de la calle o pensando la milanesa que me quiero comer al mediodía. Tanto es así que todas las mañanas miro para el que era el Casino de oficiales. Es mi recordatorio de a dónde estoy viniendo, para que no se me olvide. Así de grande es el ejercicio de la memoria", cuenta Liliana.
ENTRAR POR PRIMERA VEZ.
"Mi sensación era como de entrar a tomar la Bastilla, desesperados por recuperar un lugar, por ganarlo. Y esa sensación también me dio cuando vi el primer micro naranja, el escolar, lleno de chicos que estaban llegando para conocerlo", dice a 24CON Valeria Barbuto, la representante del directorio de Organismos de Derechos Humanos en el Espacio. "Todo el que entra acá siente que es importante. El ex Casino tiene una impronta muy difícil, pero el resto de los edificios se van transformando. La cuestión está en si se transforma en una cosa impoluta, para dar loas a algo, o si se hace un bien común de apropiación más igualitaria. Y eso es lo que vivimos todos los días. El Espacio armó una vivencia muy particular para el ex Casino y otra para los demás edificios. Así conviven. No se necesita solemnidad para vivirlo, no anula la sensación de importancia. Por ahí algunos confunden solemnidad con respeto", asegura Valeria.
A Graciela Lois, integrante de Familiares de detenidos y desaparecidos por razones políticas, no le pasó lo mismo. "Cuando volví a entrar lo vi destruído, los techos cayéndose. A diferencia de cómo lo tenían antes los milicos, lo que habían dejado me parecía decrépito, se estaba viniendo abajo. Me parecía que el predio no estaba recuperado hasta que se logró. Lo que ves hoy es la vida. Ves gente joven disfrutando. Podemos discrepar mucho en el uso pero no en que esto no es lo que queríamos". Graciela y su marido eran militante de la Juventud Universitaria Peronista. Él fue secuestrado y la última vez que se lo vio fue en la Esma. Junto a Laura Bonaparte, una Madre de Plaza de Mayo línea fundadora (falleció el año pasado), salvaron el predio en el ´98, días después de que el ex presidente Carlos Menem ordenara la demolición para que el predio forme parte de un mega emprendimiento inmobiliario. En esa oportunidad, fueron las primeras familiares en ver el lugar post dictadura. "Los vecinos de Libertador habían visto camionetas cargadas y pedimos la inspección. Estaban desguasando la Esma". A los pocos días presentaron un amparo y un mes después lograron entrar junto a dos camaristas y el defensor del pueblo. "Nos estaban esperando varios almirantes en la Plaza de Armas (actual Plaza de la Declaración de los Derechos Humanos) para darnos una charla del funcionamiento del lugar, pero les dijimos que no queríamos una visita escolar", cuenta a este diario.
-¿Qué hacían las camaristas?
- Nos apuraban, no queríamos que preguntáramos ni que nos detengamos en ningún lugar. Cuando pedimos entrar a `Capucha´ y `Capuchita´ nos gritaron que no podíamos llamarlos así. Nosotras teníamos el `Nunca Más´ en la mano, les mostramos los planos, esos eran los nombres que los milicos usaban y los que conocíamos.
- ¿Les pasó de cruzarse con gente que opina que acá es necesario que haya otra cosa?
- La sensación es que todos los que me han dicho que acá habría que hacer otra cosa tiene que ver con discusiones del tipo de no estar de acuerdo con el Gobierno Nacional y tirar, por ejemplo, que acá "habría que hacer un cuartel de bomberos", "hay que hacer un hospital". Hay otros que dicen que al ser patrimonio no se tendría que tocar, pero a los que estamos acá no nos parece, porque sino vamos a terminar siendo cualquiera de las estatuas a San Martín, que están por todos lados y hay gente que todavía no sabe quién es. Nuestra idea es hacer que el patrimonio sea un bien social y para hacerlo hay que trabajar sobre él socialmente.
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EJERCITANDO LA MEMORIA.
"En un principio, muchos visitantes venían con el discurso de la `teoría de los dos demonios´, entonces había que discutir con ellos, en el buen sentido. Pero ahora estamos en otro momento. Es todo un desafío poner en análisis la identidad del detenido- desaparecido. Hay mucha resistencia y también mucho prejuicio, poner la pregunta sobre la mesa, revisar constantemente, porque no hay una única respuesta, hay una diversidad de identidades. Ya hacer la pregunta es bueno porque hubo todo un sistema para destruirlo pero, ¿sabemos quiénes eran?". La pregunta la hace Hernán, guía en la ex Esma desde hace 3 años. El espacio funciona con visitas guiadas desde 2007, su apertura. Y los convocados fueron jóvenes con compromiso en la militancia por los derechos humanos, que se hayan recibido en distintas carreras como antropología, política, sociales, y con distinto recorrido. Desde ese momento, escuelas, grupos, equipos de fútbol, religiosos, jóvenes desde los 16 años, lo visitan diariamente. El ex Casino recibió más de 150 mil visitas. "A veces es incómodo que la gente se vaya agradeciendo por la visita, también cuando se van ofuscados. Eso muestra que no es fácil el ejercicio de la memoria. Pero si uno está haciendo bien lo que hace, la gente pone en cuestión algo, participa desde la pregunta, a veces también pone en duda su conocimiento y se va pensando que la historia argentina pudo haber sido otra", sostiene el guía a 24CON.
- Y a vos, ¿qué te pasó la primera vez que visitaste el ex Casino?
- Tuve un poco esa sensación de preguntarme si era posible, no porque no haya sucedido, sino porque no llegaba a comprender. Creo que uno siempre tiene ese mecanismo de resistencia al horror. Siempre supe lo que pasó pero hay algo de irrealidad, y pienso que es una sensación con la que se van muchos visitantes. Nuestra propuesta es que el que venga se vaya con mil preguntas, movilizado.
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10 AÑOS.
En mayo del año pasado se inauguró la Tecnicatura en Periodismo Deportivo. Víctor Hugo Morales fue designado su padrino. Más de 250 estudiantes cursan también la Tecnicatura de Música Popular, ambas públicas y gratuitas con certificación de la Universidad Nacional de La Plata. Además, se lleva adelante "Jóvenes y Memoria. Recordamos para el futuro”, destinado a escuelas secundarias, que promueve en las aulas la investigación sobre el eje autoritarismo y democracia a partir de la elección de un tema o pregunta sobre la historia de su comunidad.
En las calles del Espacio, y a partir de entrevistas a familiares, amigos y compañeros de los desaparecidos y la recopilación de fotos y objetos, se realizaron postales y gigantografías para recordarlos. Además, todas las semanas, más de 800 trabajadores integrantes de 42 cooperativas del Programa de Ingreso Social con Trabajo realizan las obras de refuncionalización y puesta en valor de los edificios del predio. Revierten el estado de abandono en el que la Marina dejó los edificios del predio, que incluyó desde el desguace de las instalaciones, la sustracción de picaportes y objetos de bronce, hasta el desmantelamiento de la infraestructura eléctrica.
En 2012 comenzó una nueva etapa de la causa por delitos de lesa humanidad cometidos en la ESMA. Son investigados los casos de 789 víctimas. Se juzga a 65 imputados, ex miembros (en su mayoría retirados) de la Armada, el Servicio Penitenciario Federal, la Policía Federal Argentina, la Prefectura Naval Argentina, el Ejército y tres civiles. Por primera vez, llegan a juicio los pilotos de los “vuelos de la muerte”. Hasta hoy, gracias a la ayuda de Abuelas y organismos de derechos humanos, 110 personas recuperaron su identidad.
por Soledad Lofredo
24 de marzo de 2014
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Mirá el video del histórico momento.
Un paseo por la ex Esma, a 37 años del golpe de Estado
Funcionó como campo de exterminio durante la última dictadura, pero ahora es un gran centro cultural. 24CON hizo la recorrida por el lugar.