La imaginación manda: un paseo por la fábrica Rasti
Tras cerrar sus puertas en los 70, la familia Dimare volvió a dar vida a los ladrillitos que nacieron en Alemania y hoy viven en Lomas del Mirador.
Dentro de 40 o 50 años, los futuros profesionales habrán construido sus primeros edificios también con Rasti, pero a diferencia de a los pioneros, estos le agradecerán a la familia Dimare.
“Mi viejo es un inmigrante italiano que en el 65 quería fabricar algo. Era un almacenero de Lugano y junto a sus hermanos se dieron cuenta que las pastas fresca se vendían bien los domingos. Pensaron en ir a comprar las máquinas para fabricar, pero no les gustó y vieron que había una fábrica de plásticos. Juntaron ahorros con otros paisanos italianos y de a poquito fueron creciendo”.
Esa curiosa historia le contó a 24CON Daniel Dimare, Director de Marketing y Comunicación de esta PyME, hijo de Antonio y hermano de Fabián, Sergio, Gabriel y Sabrina, todos ellos responsables de cada una de las gerencias de la empresa que eligió la localidad de Lomas del Mirador para establecer su nueva planta industrial de 8.000 m2.
La historia de Rasti nace en Alemania, lugar donde se desarrolló el sistema de encastre de las piezas y llega a la Argentina en la década de 1960, pero a finales de los 70 vio como sus puertas se cerraban. En 2004, mientras Daniel y su familia intentaban reflotar su industria tras el uno a uno de la época menemista y la crisis de principio de milenio, se les “prendió la lamparita”.
“Con mis cinco hermanos y mi papá pensamos en volver a fabricar lo que hacíamos. Comenzamos a elaborar las matrices, hacer productos nuevos, desarrollar el packaging, hasta que surgió la idea de recuperar Rasti”.
Tras el quiebre de la empresa original, los moldes fueron a parar a Brasil, más precisamente a la empresa Hering, que ya no les interesaba producir los ladrillos. Por esa razón, los Dimare trajeron las máquinas que le dieron vida, una vez más, a los bloques de plástico.
Esa inversión inicial hoy les da trabajo a más de 80 trabajadores en planta, la mayoría de ellos mujeres, ya que son las que mejor dominan las pequeñas piezas que se elaboran las 24 horas. “Una de las cosas que los padres nos dicen era que con los Rasti se podía hacer cualquier cosa”. La principal diferencia entre este producto con respecto a los número uno del sector, es que te brinda las herramientas para armar, mientras que otros ya tienen las piezas armadas.
Los avances en el mundo de la tecnología presentan un desafío constante para los productores de juguetes, como Dimare S.A. PlayStation´s, celulares, computadoras son los rivales a vencer, ya que se llevan toda la atención de los niños en épocas donde los padres trabajan el día completo. “Nosotros no tratamos de luchar. Tratamos de ser un complemento del tiempo libre que les queda después de jugar con todos esos centros de entretenimientos. Lo que sí tratamos de hacer es hacerle sentir que en el momento en que se juega con Rasti es un momento familia, que tiene valor, que es algo de calidad”.
El universo Rasti es muy particular. A pesar de idas y vueltas, sus seguidores no dejaron de jugar con ellos. “Descubrimos que había un grupo llamado República Rasti, de fanáticos por internet que habían jugado con Rasti cuando eran chicos. Una vez por año se juntan en la exposición de Rasti en el museo Roca de Recoleta, organizado por ellos, a la cual viene gente de todo el país a traer sus maquetas. Además, hay dos personas que graban un programa de televisión por internet que se llama Rasti TV y cada 2 o 3 meses sacan novedades enseñan técnicas de armado. Nosotros los apoyamos con pequeñas cosas”, comentaba con entusiasmo Dimare.
Antes de mandar a producción a los ladrillos, el proceso de selección de diseños tiene pasos a seguir: “Primero determinamos la temática entre nosotros, se lo trasmitimos a un estudio de diseño industrial, ellos traen maquetas. De esas maquetas hacemos una selección. De ahí les pedimos que con determinadas piezas el chico pueda armar distintas cosas. Ahí viene el ejercicio de investigar cómo transformo un avión, por ejemplo, en un barco. Nos vuelven a traer las nuevas muestras, las analizamos y una vez decidido, se genera en fotos cómo se hace para armar cada una juguete”.
Todo ese material pasa a manos de un estudio de gráfico que se encarga de generar los pasos y las fotos del frente del packaging. Se trata de un trabajo en equipo y se toman en cuenta ciertos parámetros para seleccionar las temáticas. Uno de los primeros tópicos elegidos fue “proponer en las cajas construcciones que los chicos reconozcan y que sean argentina: hay un pucará, un puente Zarate Brazo Largo, un tractor, cosechadoras y entre todas estaba la Bombonera. En un principio lo descartamos, pero lo dejamos en el Showroom. Cada cliente, periodista, los proveedores que la veían se desesperaba y después de dos años entramos en contacto con Boca para obtener la licencia”.
Desde el día en que decidieron buscar Rasti hasta la salida al mercado, los Dimare pasaron más de dos años invirtiendo y trabajando en un producto que rindió sus frutos con creces. “Esto que fue un sueño para mi viejo, que convivía con el Rasti y siempre lo admiró, porque era un sistema desarrollado en Alemania y tuvo mucho éxito acá, además de ser un ícono. Pudo cumplir ese sueño, que es el corolario de esforzarse para alcanzarlo. Porque llegó a los 14 sin saber hablar y sin nada. Y encima tenemos la suerte de disfrutarlo en familia” recordó Daniel.
24 de Septiembre de 2012