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Hoy, Emerson le debe la vida a Dios. A cualquiera de ellos, no importa su religión. O a todos juntos, porque el milagro se hizo presente en su vida.
Se trata de un pescador brasileño, quien tuvo que ser rescatado del mar y sometido a una delicada operación para extraerle un arpón que él mismo se disparó accidentalmente en la cabeza. En lo que fue considerado “un milagro”, el hombre no tendría secuelas del episodio.
Emerson de Oliveira Abreu estaba pescando en las costas de Río de Janeiro, Brasil, cuando de repente el arpón que disparó rebotó contra unas rocas y entró en su cabeza, según publicó el sitio británico The Sun. Abreu tuvo que ser trasladado de inmediato a un hospital, donde los médicos lo operaron durante 5 horas para recuperar el objeto punzante.
“Es un milagro”, aseguró a los medios el padre de Abreu, Edilson. El arpón medía unos 15 centímetros, pero no dejó rastro de su paso porque no comprometió las zonas más delicadas del cerebro. Los amigos del pescador declararon que se había metido por arriba del ojo izquierdo y casi había entrado en su totalidad dentro de la cabeza del hombre.