Lomas de Zamora

Olimpo, la feria clandestina y marginal

Desde un secador de pelo, hasta una tapa de inodoro usada se vende en las veredas de la Avenida Olimpo.

Llegar a la Avenida Olimpo es bastante fácil. Por Camino de Cintura, pasando unos kilómetros del puente de Autopista Richieri, y en el comienzo de la tierra de Lomas de Zamora, el giro a la izquierda de un semáforo cede el paso sin ningún problema.

Ya en los primeros metros de la calle se va acumulando la gente, sea en el pavimento o en la vereda. El motivo: Es miércoles y hay feria. Porque ya es una costumbre de años que sobre Olimpo, en el barrio Cuartel IV, decenas de puesteros ofrezcan al público una gama de productos que van desde un lavarropas usado, pasando por herramientas y hasta llegar a una simple ojota. Pero el fuerte de ventas, sin dudas, son las autopartes usadas o, en el mejor de los casos, “robadas”.

Meses atrás, según había comentado a 24CON el investigador privado y propietario de los estudios Soria, en esta feria se comercializan gran cantidad de piezas de automóviles, principalmente repuestos de motor y algunos de carrocería, que provienen tanto de desarmaderos como de vendedores particulares. Allí, a plena luz del día y en plena calle, bajo ningún tipo de normas y dejando entrever la marginalidad y pobreza de las zonas más humildes del Conurbano.
El “gran homecenter” de lo usado

El par de ópticas de giro de un Ford Fiesta: $40; una moladora (sin disco y bastante arruinada): $80; una bicicleta playera con canastito $50, una pila semi sulfatada pero de marca: $1, y para todo lo demás… use efectivo, porque tarjeta de crédito seguro no se acepta. 

Es por eso que familias, parejas, hombres y mujeres pasean curiosos en búsqueda de ofertas, mientras los automovilistas se impacientan por el smog y la cantidad de colectivos, que no paran de subir pasajeros, atorando el tránsito.

Recorriendo las tiendas se escuchan precios: “50”, “20”, “dos por 40”, que le dan al lugar un aspecto de subasta pública y feria americana. Los vendedores hablan y esperan. “Se vende muy bien”, dice a 24CON un hombre detrás de un tablón de madera vieja sostenido por dos caballetes, a la vez que acomoda los cacharros que tiene a la venta.


Los puestos se desparraman sobre ambas veredas, a lo largo de unas 10 cuadras, hasta disiparse luego del paso a nivel de una vía inhóspita que cruza la avenida. Aunque también logran copar las ochavas de las calles perpendiculares y de tierra que conectan al barrio. También hay qué comer, ya que algunas parrillas portátiles ofrecen choripanes infaltables que completan el tour de compras.

- ¿Cómo se hace para empezar a vender acá?
- Si venis temprano y encontrás lugar te pones una lona en la vereda y ya. Lo que pasa es que te tienen que conocer, yo estoy hace 3 años.

La antigüedad parece ser condición sine qua non para ganarse el lugar que, dicho sea de paso, cada uno respeta, “porque si viene el que estaba antes que vos, te puede sacar de ese lugar, porque es de él”, afirma una mujer mayor que vende medias.

La feria funciona sólo los miércoles y sábados y comienza alrededor de las 8 de la mañana hasta pasadas las 14. El fin de semana, según dicen, el lugar “explota de gente y casi no se puede caminar”. En las tiendas se puede encontrar cualquier tipo de productos, exhibidos sobre la caja de una camioneta, resguardados bajo toldos, al aire libres sobre lonas o mantas, directamente en la vereda, o en tablas de madera.

 

La oferta de cacharros usados no discrimina rubro ni utilidad: Secadores de pelo, tapas de inodoros, un sillón de peluquero, cochecitos para bebés, remeras, pantalones, botas, zapatillas, cargadores de teléfonos, estufas, bajilla, tuppers y la lista de lo inimaginable continúa a cada paso que se recorre en el trayecto. Muchos de estos objetos están destrozados y, lógicamente, su precio es mucho menor de aquél producto usado que aún tiene utilidad.

Regulación  y “cometa”

En noviembre de 2008, las autoridades municipales de Lomas de Zamora decidieron llevar adelante un operativo para determinar la procedencia de la mercadería y por el cual se decomisaron gran cantidad de cubiertas, celulares y herramientas.


Actualmente la feria se encuentra bajo control, o
mejor dicho, “controlada”. Por lo menos eso, dijeron a este medio distintos comerciantes: “Un policía de civil pasa siempre por la mañana y cobra $2 por puesto”. Calculando que solamente los miércoles (el día menos agitado) cohabitan alrededor de 100 puesteros, el “sueldo” de un policía alcanzaría los $200 con sólo una recorrida. Pero de todas maneras es un monto casi imperceptible para los puesteros, que por suerte “venden muy bien”, según dicen...
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