Operación fallida: el hijo del intendente de Zárate no es el rugbier N° 11
En un claro accionar para perjudicar a Osvaldo Caffaro se intentó imponer esa teoría desde redes sociales y algunos medios. El joven no sólo no juega al rugby sino la noche que mataron a Fernando, estaba en un bar de su ciudad junto con sus amigos.
El asesinato de Fernando Báez Sosa genera un repudio generalizado de toda la sociedad. La golpiza aquella noche en la puerta de Villa Gesell despierta un replanteo para todos, de el descontrol en el que están algunos de los jóvenes de nuestra sociedad. Sin embargo, mientras algunos consumen su tiempo intentando ponerse en el lugar de esa familia que perdió a su único hijo por culpa de 10 bestias, otros -como siempre- sólo buscan sacar rédito.
Y en las últimas horas circuló por redes sociales (un caldo de cultivo para noticias falsas) una clara operación de prensa en contra del intendente de Zárate. Es que se intentó imponer que Lucho Caffaro era el rugbier N° 11, que si bien todavía no lo habían detenido, estaban tras sus pasos. El joven, utilizó sus redes para demostrar que la noche de l8 de enero estaba en un bar de Zárate, junto con un grupo de amigos.
Allegados a Osvaldo Caffaro confirmaron que se trató de una operación falsa y que su hijo no es el que aparece en los videos. Lucho, tal como se lo conoce en la familia, es músico y en la noche del asesinato de Fernando se encontraba en el local Luna Bar con amigos.
Además, estas fuentes confirmaron que Lucho Caffaro no juega al rugby y se dedica a la música. La imagen subida a Instagram del local Luna Bar, deja a las claras que todo es producto de una operación en contra del Jefe comunal. De hecho, la misma fuente confirmó que el joven no sabe manejar, no tiene auto y tampoco puntos en común con los detenidos.
Otra demostración que las redes sociales y algunos medios hegemónicos utilizan esos métodos para dañar y desprestigiar las imágenes del que se ponga en frente. Esta vez fue un intendente que pertenece al Frente de Todos, pero esa máxima y el accionar puede cambiar y ponerse a disposición de cualquiera, sin importar nombre y cargo.