La tarea de salvar amigos de cuatro patas
Con voluntad, esfuerzo y cariño, salvan a perros y gatos de la vía pública. "Su único crimen es vivir, y la condena es el abandono".
No hablan pero bien pueden ladrar o ronronear, sin embargo necesitaron del hombre para que este hablara por ellos. Somos Su Voz es una agrupación que busca darle a las mascotas un poco del derecho que otra raza (¿superior?) les quitó.
María Laura Corigliano, miembro de Somos su voz (http://www.somosuvoz.com.ar/) explicó a 24CON que si bien no cuentan con ningún apoyo institucional, tratan de ayudar y sacar del estado de calle a todo animal que encuentren en situaciones de riesgo. Perros, gatos y hasta cotorras han pasado por sus manos, han sido curados, esterilizados y dados en adopción a familias que se los merecían “los levantamos de la calle los ponemos en condiciones, los tratamos veterinariamente, se le dan todas las vacunas, se los castra y se los pone en adopción pero nosotros aprobamos a la familia, no se los damos a cualquiera”.
El grupo funciona en toda la zona oeste, sus miembros son de Morón y Ramos Mejía pero tienen su centro de operaciones, la casa de María Laura, en Castelar donde los animales son atendidos, alimentados y cuidados hasta que estén aptos para la adopción, sin embargo aclaran que no entregan los animales, sino que las familias deben cumplir ciertos requisitos y luego se realiza un seguimiento del animal. “No ejercer violencia, que no permanezca atado ni con bozal, en caso de ser necesario que reciba atención veterinaria y los menores de 6 meses que se comprometan a castrarlos cuando pasen esa edad, si o si. La esterilización es un requerimiento indispensable sino no lo entregamos. Además nos fijamos que el animal sea lo que la familia realmente está buscando para que no lo lleven y después lo abandonen”.
Una de las tareas que llevan adelante los miembros de la agrupación son las campañas de castración a bajo costo. Mensualmente organizan una campaña y reúnen entre 40 y 60 animales que son atendidos de forma conjunta por tres veterinarios “hay días que empezamos a las 9 de la mañana y son las 9 de la noche y siguen llegando perros y gatos, los veterinarios con ojeras, pero seguimos hasta terminar”
“Son tareas de las que se tiene que ocupar el municipio, pero no lo hace, entonces las distintas agrupaciones salimos a hacer campañas, en casas que nos prestan, casas en venta, y tratamos de ir a los barrios más humildes, más necesitados donde la gente no tiene plata para pagar una castración” explicó la activista, “la gente humilde les da más atención a su mascota, por ahí no les da el lujo que los perros de hogares con mayor poder adquisitivo, pero le da el mismo nivel de cariño o más que la clase media”.
Hasta la fecha, desde que comenzó sus actividades la agrupación, han rescatado alrededor de un centenar de animales sin contar a los que pasan por las jornadas de castración. Sin embargo sostienen que “nada de lo que hacemos vale si no se concientiza a la gente de cuales son los derechos del animal, de porque hay que cuidarlos, el derecho que ellos tienen al igual que nosotros el derecho de, porque tienen una sola vida, de vivir dignamente, de ser cuidados de darle cariño”.
Empero María Laura sostiene que el principal problema de los animales no es la calle, las enfermedades o la falta de un hogar, “el problema es el estado que no cumple con su trabajo. El dinero destinado para el cuidado animal, tratar la zoonosis, donde menos se ve es adentro de un zoonosis”.
De todos los animales que salvaron y quienes estuvieron a su cuidado, hay algunos en particular que marcaron a los miembros de Somos Su Voz, Blanca, una Dogo blanca, grande y adulta, lo suficiente como para darle miedo a cualquiera, fue quién mayor huella dejó en María Laura, “Nos
avisan de una doga en celo suelta en la plaza de Morón, pensamos que estaría haciendo destrozos, así que la fui a buscar. La encontré y la seguí hasta una casa ocupada. Toqué timbre y me puse a hablar con quien parecía el dueño” relata, “la tenían para tener cría y venderlas, pero como perdía las crías me la dieron. Tenía tumores en el cuello, sobre la nuca, las mamas por el piso de tener crías, una gastritis terrible, pero el vínculo fue desde el comienzo, para llevármela le puse un collar y se vino enseguida conmigo. Se la trató, se la castró, se le hizo una histerectomía por que tenía más tumores en el útero, una cirugía de 30 centímetros en la nuca. Tardó un mes y medio el tratamiento y en es periodo me salvó de un robo. Después la dimos en adopción con una familia que tenía experiencia en este tipo de perros y espacio donde tenerla. Fue un caso maravilloso”.