Fiesta salvaje, descontrol y sexo a la intemperie

Ocurre cada año en Ucrania. Cuánta gente participa y cuáles son los límites para el desenfreno.

La fiesta más descontrolada del mundo se celebra anualmente en Kazantip, situado en la península de Crimea, que es parte de Ucrania. Un lugar donde la única regla es disfrutar de la fiesta. “Aquí la música no es la protagonista principal”, explica uno de los organizadores.

La historia de esta particular celebración se remonta a los años de la Unión Soviética, cuando en ese país el rock era considerado un virus que podía corromper a la juventud comunista.

Por eso, al llegar la independencia ucraniana, los jóvenes debían demostrar que las cosas habían cambiado del todo, y lo hicieron con el festival más grande y desatado, con una duración de más de 20 días: del último de julio al 21 de agosto.

La primera edición se celebró ni más ni menos que en una planta nuclear abandonada, cerca del Mar Negro, pero ahora el fiestón es en Popovka. Lo distintivo del encuentro es la fiesta salvaje, garantizada por las ganas de las 150.000 personas que acuden cada año, repartidas en diez escenarios.

Por la noche se baila sin descanso, entre ritmos brutales y luces láser. Por la mañana, lo habitual es tirarse en la playa a combatir la resaca.


Al estilo de Las Vegas, los asistentes se pueden casar en el recinto. Como la ceremonia es más espiritual que legal, una de las cláusulas del matrimonio es que dure lo que aguante el amor. Para quienes no quieran dar este paso, la organización del evento recomienda “usar el cerebro y los preservativos”.

Pero no todo es desenfreno, porque también hay algunos límites: quienes busquen sexo de manera agresiva pueden ser expulsados de por vida de este paraíso. Además, la prostitución está prohibida y orinar fuera de los baños es motivo de deportación.

Los DJs no tienen horarios fijos, sino que van saliendo según deseen, contribuyendo al ambiente de improvisación y relax. Los promotores del entretenimiento presumen de ser “la república con más gente feliz del planeta”.

Entre las estrellas que participaron en años anteriores, destacan nombres míticos como Carl Cox, Paul van Dyk, Ricardo Villalobos o Armin van Buuren. Los habitantes de pueblos cercanos agradecen la inyección de turismo, pero se quejan de algunas escenas de sexo al aire libre y del ambiente de despilfarro, que contrasta con la tensa situación económica del país.

 

Fuente: Yahoo

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