El perfume con olor a sexo
El olfato juega un rol protagónico en la vida sexual. De hecho, nuestros cuerpos huelen a sexo cuando alguien nos atrae o moviliza. De eso se ocupan las feromonas, sustancias químicas que todos los seres vivos sabemos secretar para provocar algo en los otros. Como si fuésemos un frasco de perfume, echamos al aire mensajes, pistas, señales que, si el viento u otros motivos no las desvían, pueden ser percibidas en tiempo y forma.
Como define Wikipedia , "muchas especies de plantas y animales utilizan diferentes aromas o mensajes químicos como medio de comunicación y casi todas envían uno o varios códigos por este medio, tanto para atraerse como para rechazarse sexualmente como para otros fines". Lo mismo ocurriría en los seres humanos.
En 1986, la doctora Winnifred Cutler dedujo de sus investigaciones que los seres humanos tenemos definitivamente herramientas químicas de comunicación sexual. Las feromonas, generadas por las glándulas apócrinas, activan el sexo en la pareja y hasta tendrían influencia en los niveles de fertilidad. Aún la ciencia no termina de lograr consenso al respecto.
Mientras se certifica qué hay de cierto y cuánto de posible, desde hace tiempo hasta se venden feromonas en frasquito para incrementar el deseo. Hay cremas, lociones, esencias, profilácticos con feromonas. El mercado, desde ya, no podía quedarse atrás de una teoría que moviliza a cualquiera.
Esto de "oler a sexo" da cuenta de cuán importante son los aromas en el encuentro de dos cuerpos. Y, más allá de las feromonas, el perfume, las esencias florales, los aceites... dan testimonio fiel de cuánto puede mejorar el escenario y los resultados. Así como el perfume que cada uno de nosotros elegimos para que nos identifique (o porque sabemos que al otro lo erotiza), son muchos los que, sabios ya del poder del olfato, eligen aromatizar su ropa, sábanas y habitaciones para que el "hechizo" no decaiga.
Fuente: Ohlala
Como define Wikipedia , "muchas especies de plantas y animales utilizan diferentes aromas o mensajes químicos como medio de comunicación y casi todas envían uno o varios códigos por este medio, tanto para atraerse como para rechazarse sexualmente como para otros fines". Lo mismo ocurriría en los seres humanos.
En 1986, la doctora Winnifred Cutler dedujo de sus investigaciones que los seres humanos tenemos definitivamente herramientas químicas de comunicación sexual. Las feromonas, generadas por las glándulas apócrinas, activan el sexo en la pareja y hasta tendrían influencia en los niveles de fertilidad. Aún la ciencia no termina de lograr consenso al respecto.
Mientras se certifica qué hay de cierto y cuánto de posible, desde hace tiempo hasta se venden feromonas en frasquito para incrementar el deseo. Hay cremas, lociones, esencias, profilácticos con feromonas. El mercado, desde ya, no podía quedarse atrás de una teoría que moviliza a cualquiera.
Esto de "oler a sexo" da cuenta de cuán importante son los aromas en el encuentro de dos cuerpos. Y, más allá de las feromonas, el perfume, las esencias florales, los aceites... dan testimonio fiel de cuánto puede mejorar el escenario y los resultados. Así como el perfume que cada uno de nosotros elegimos para que nos identifique (o porque sabemos que al otro lo erotiza), son muchos los que, sabios ya del poder del olfato, eligen aromatizar su ropa, sábanas y habitaciones para que el "hechizo" no decaiga.
Fuente: Ohlala