El viento parece uno de los enemigos climáticos más inofensivos pero no es tan así. Si la velocidad del mismo superara los 150 km/h, es momento de empezar a preocuparse.
Así se deduce de las pruebas realizadas en un simulador de caída libre, consistente en un tubo cilíndrico por el cual se lanza desde abajo un chorro de aire cuya intensidad va aumentando progresivamente.
A partir de los 140 km/h, un hombre de corpulencia media empieza a despegar del suelo, y a los 150 km/h, volaría.
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3 de mayo de 2013