Procesaron al taxista que atropelló y mató a Leonela
Así lo resolvió la justicia porteña al entender que el chofer del taxi, Rubén Darío Botta, actuó con imprudencia. ¿Cuánta plata deberá pagar?
La Cámara Nacional en lo Criminal confirmó el procesamiento sin prisión preventiva pero con un embargo de dos millones de pesos al taxista Rubén Darío Botta, por el “homicidio culposo” de la joven Leonela Noble. El tribunal consideró que el chofer, por conducir con un supuesto cuadro de hipoglucemia, actuó con imprudencia el 29 de enero, cuando se registró el hecho registrado en la avenida Santa Fe que también causó lesiones a otros siete damnificados, tres de ellos con heridas de gravedad.
La defensa del imputado, que permanece excarcelado, había apelado el procesamiento dictado por el juez Alberto Baños argumentando que nada hubiera cambiado si ese día Botta se hubiese medido el azúcar en sangre antes de comenzar a manejar el taxi y que las leyes locales lo habilitaban a conducir en ese estado.
El abogado Julio Golodny había señalado que Botta, como diabético insulino dependiente, siempre actuó con el máximo y debido cuidado, que cumplía con su tratamiento y que jamás pudo prever que tendría una hipoglucemia severa pues, de lo contrario, sin duda hubiese tomado los recaudos mínimos de cuidado. El hecho ocurrió cuando el taxi Ford Focus conducido por Botta transitaba a gran velocidad por avenida Santa Fe, embistió una moto, chocó con un colectivo de la línea 152 y pasó a circular en contramano por los carriles que van hacia la avenida 9 de Julio.
Luego, el Focus embistió a otro auto de alquiler, un Chevrolet Corsa, que cruzaba Santa Fe por Montevideo, y colisionó con un tercer taxi, un Volkswagen Suran. Leonela Noble (22), quien caminaba hacia un banco a cobrar el cheque del primer aguinaldo que le habían pagado en el consultorio médico donde trabajaba, murió en el lugar, en tanto dos mujeres y cinco hombres resultaron heridas.
Definen la situación del taxista que mató a Leonela ACÁ
Al ser indagado en dos oportunidades, Botta explicó que estaba inconsciente cuando perdió el control de su vehículo y que no recuerda nada desde que conducía por avenida Del Libertador y Tagle, a más de 20 cuadras del lugar del accidente.
En el fallo firmado hoy, la sala VI le imputó al taxista actuar en forma “imprudente” y violar el deber de cuidado que le era exigible al no haber cumplido, el día del hecho, con las pautas e indicaciones referentes a la educación diabetológica (automonitoreo, dietoterapia, ingesta de alimentos), impuesta por sus médicos. “A pesar de conocer su condición de diabético tipo 1, insulino dependiente, del protocolo médico que debía obligatoriamente cumplir y las consecuencias que su omisión podían causar”, el día del hecho Botta no controló su glucemia y permaneció varias horas sin ingesta de alimentos, dijeron los jueces.
Recordaron que ese día Botta sólo había desayunado “unas Criollitas” con queso siete horas antes y “tomado unos mates con edulcorante” cerca de la Facultad de Derecho, según admitió. El taxista “no asumió ese día la conducción de un vehículo de transporte público de pasajeros procurando las necesarias condiciones de seguridad, de cuidado y de prevención”, consignó el sumario penal.
Según la historia clínica, luego del accidente, Botta fue trasladado a un hospital “desorientado en tiempo y lugar” y un test de glucosa reveló que tenía un nivel ubicado en la mitad de los índices considerados normales. Los camaristas Mario Filozof y Julio Marcelo Lucini concluyeron que Botta “mientras conducía su vehículo por la vía pública, habría padecido un cuadro de hipoglucemia que le provocó la pérdida de consciencia” y “perdió el control y embistió a distintos automotores que circulaban en forma reglamentaria y a un peatón que caminaba por la vereda”.
El tribunal agregó que “como consecuencia de ello, una persona murió y varias resultaron heridas”.
Para los camaristas, “el acto culposo decisivo no radica en la pérdida de la capacidad de control del auto sino al continuar un viaje en un estado de hipoglucemia grave y no detenerse en el instante en el cual puede reconocer su incapacidad para conducir”. Y destacaron que “el hallazgo de caramelos en la mano del Botta permite inferir que había registrado los síntomas de la baja de azúcar, -lo que se condice además con lo asentado en la historia clínica- y pese a ello no detuvo la marcha del rodado”.
11 de abril de 2013