Guardia borracho intentó matar a un preso

Habían festejado el Día del Penitenciario con un asado. "No puede hacer la denuncia porque la Justicia está de feria", dijeron a 24CON.

El complejo Penitenciario Conurbano Norte, ubicado en San Martín, es uno de los más cuestionados de entre los que integran el Servicio Bonaerense. Allí se encuentran las Unidades Penales 46, 47 y 48.

El día del trabajador penitenciario no pasó desapercibido en la Unidad 47. En su interior, los empleados y directivos hicieron un asado en el que, según denunciaron algunos detenidos, hubo uso y abuso de bebidas alcohólicas.

Asado, compañeros de trabajo, vinos y cerveza. El combo estaba completo para un día de festejos, sin embargo uno de los uniformados quiso ir más lejos y terminó amenazando la vida de uno de los reclusos.

El preso Jesús Cabral se presentó en la unidad 48 como lo hace todos los días para estudiar. Allí se dictan clases y cursos que se conectan con carreras universitarias dictadas por la Universidad de San Martín. La presencia del detenido universitario sorprendió a los carceleros quienes aún en horario de servicio tomaban todo tipo de bebidas alcohólicas. Los festejos casi impidieron que Cabral pudiera estudiar, inclusive el primer guardia que encontró le negó la entrada al sector destinado para los alumnos del Centro Universitario de San Martín (CUSAM).

Desde el mediodía el estudiante presenció cómo empleados y directivos disfrutaban de su día. “Cerca del medio día del lunes 16 de julio el Sub-director del Complejo San Martín, Ramírez ordenó que comiencen a preparar el fuego para hacer un asado con intenciones de festejar "el día del penitenciario", mientras él se encargaba de conseguir el vino y las cervezas”, señaló el detenido que asiduamente escribe para la Agencia de Noticias Rodolfo Walsh.

 “En la Alcaidía de San Martín observé por la ventana del pabellón al jefe Ramírez haciendo el fondo blanco con la botella, al lado de la parrilla con los pollos, la carne y los chorizos”. El suceso que paralizó al estudiante ocurrió el pasado 16 de julio, pero recién ahora salió a la luz.

El día transcurrió tranquilo. Los estudiantes permanecieron en el sector destinado al Cusam mientras los uniformados continuaron con el asado. Con el devenir de la tarde y luego la noche, la sede universitaria cerró sus puertas y uno de los últimos en retirarse fue Cabral. En ese momento el humor cambió en uno de los uniformados que, en completo estado de ebriedad, intentó cambiar el rumbo del día.
 
Al cerrar la sede, el detenido debió atravesar distintos puntos de control. En todos, el procedimiento fue normal, salvo en uno: “Me dirigí hacia el primer portón de salida y el guardia me cedió el paso muy amablemente. Luego llegué al segundo portón y un Sub-alcalde me cedió el paso de ese portón y también del último portón de salida de la Unidad 48, diciéndome que me vaya. Fue entonces cuando partí con rumbo a la Alcaidía, pero cuando llegué a la barrera que marca la frontera entre la Unidad 48 y 47 fui interceptado por un guardia que estaba borracho cubriendo ese puesto puesto, y me dijo; 'negro de mierda quédate quieto ahí y no te muevas'".

La tensión se elevó cuando el penitenciario desenfundó su arma reglamentaria. “Era una pistola 9 milímetros color negro. La montó poniendo una bala en la recamara, casi sin poder sostenerse en pie por el estado de ebriedad en que se encontraba”.

Apuntado y sin respuesta, Jesús prefirió quedarse quieto. La peligrosa escena transcurrió a metros de un pabellón especial en donde los detenidos están bajo el régimen del artículo 100 del Código de Ejecución Penal Bonaerense conocido como Régimen Abierto, en donde los detenidos con buena conducta y delitos menores están en un proceso de puertas abiertas y condena morigerada. Estos detenidos fueron quienes salvaron al estudiante. “Qué hacés bajá esa pistola, dejá ese pibe tranquilo, vos estás re loco mirá si lo matás". El griterío llamó la atención de otros guardias quienes se llevaron al uniformado borracho.

Jesús Cabral

El suceso se relató como una anécdota, sin embargo casi le cuesta la vida al detenido.

Jesús Cabral es alumno de un taller de periodismo organizado por la Unsam en el interior del penal y secretario del Centro de Estudiantes Azucena Villaflor que funciona dentro del penal. El taller y su oficio le permitió narrar su mal momento. Sin embargo, aun no puede hacer la denuncia porque la justicia está de vacaciones

“Jesús hizo público su caso. Lo canalizó a través de la agencia de noticias, pero no pudo radicar la denuncia penal. No puede salir para presentarse en un juzgado o comisaría y, como la justicia está de feria, no se presentó gente de la defensoría para levantar la denuncia”, explicó a 24CON Rodolfo Grinberg, miembro del equipo coordinador del taller de periodismo.

“El alcohol en los festejos penitenciarios es infaltable. Alcohol, pastillas. La historia del penal 48 es terrible. La convinación de Alcohol, drogas, tiros, muertos es una práctica habitual”, señaló Grinberg.

Además de los estudios afines a las carreras de la Unsam, en el penal 48 se dictan cursos de poesía y periodismo, este último cuenta con 45 alumnos. Tras las rejas, Jesús supera el susto generado por el penitenciario borracho y su arma mientras espera que la justicia termine sus vacaciones de invierno para poder ejercer sus derechos y radicar la denuncia.


24 de julio de 2012

 

 

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