Sus sueños y sus angustias

De la felicidad de poder reunir a todas sus bandas en un escenario al impacto que sufrió al visitar al "gigante dormido".

Cuando se llega a la categoría de indiscutido, como lo hizo Luis Alberto, poco importa  los galardones, títulos y etiquetas que se quieran poner. Simplemente se destaca la genialidad y la obra, ese legado que continúa para siempre. Así fueron los últimos años del Flaco, el artista que fundó el rock en estas tierras  y que ganó a fuerza de talento el reconocimiento unánime de sus pares.


A contramano del mito del “Rocker”, el flaco  no protagonizó escándalos, no tuvo enemigos  ni  declaraciones explosivas. Quizás por esta forma de ser –la de un poeta que se colgaba una guitarra al hombro para contagiar imaginación con sus letras- fue que pudo cumplir el sueño de tocar, en el mismo escenario y en la misma noche, con todos sus compañeros del camino musical.


En esa mágica y calurosa velada de diciembre de 2009, el flaco festejó los 40 años de la aparición de “Almendra”, su primer LP, con un amplio repaso por su trayectoria musical. Por más de 5 horas, el Flaco fue feliz  arriba del escenario, ante casi 40 mil almas que vibraron y recordaron las épocas en dónde la poesía era el único escape en tiempos de represión y pelo corto.


En ese "Spinetta y las bandas eternas", se escucharon canciones de Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Jade y Los Socios del Desierto. Sin embargo, uno de los invitados de esa noche le haría vivir al Flaco uno de los momentos más angustiantes de su vida.


Fue el año pasado, cuando  Luís Alberto visitó a su colega que sufrió un accidente cerebrovascular que lo mantiene internado con pronóstico reservado.   Al salir, el Flaco declaró: “No soy el mismo tras visitar a ese gigante dormido”.


Después de dejarle en la cama del hospital  la guitarra que Ceratti le dio a su hijo Dante cuando cumplió 15 años, compartió un pensamiento con la prensa. “Al ver a este genio dormido, uno realmente no tiene derecho a estar ni de mal humor si está bien de salud. Uno debe estar dispuesto a una entrega constante, por eso me pareció tan importante correr al regazo de mi madre y poderme refugiar en ella”.
 
05 de enero de 2012

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