Se disfrazaban de policías y jueces para extorsionar jubilados
Los acusaban de abuso y les exigían miles de pesos para cerrar las causas. Un abuelo se enojó y los denunció
La primera en tomar contacto con las víctimas era una mujer. Vestida con ropas llamativas, se hacía la descompuesta en la calle y pedía ayuda.
Los jubilados, que eran el blanco elegido, le ofrecían agua, medicamentos y hasta la hacían pasar a su casa. Así, la mujer lograba sacarles información y estudiar sus movimientos. Una vez que contaba con los datos, se iba.
Días después, aparecía un hombre de traje que se hacía pasar por policía de civil y mostraba una denuncia falsa contra el dueño de casa.
“Acá hubo una violación según una mujer y se va a armar una causa a menos que pague para frenarla”, les decía. La operatoria seguía al otro día, cuando aparecía un segundo hombre, que s e hacia pasar por juez ratificando la denuncia y cerrando la suma a pagar para no seguir adelante con el expediente.
La banda extorsionó a una docena de jubilados del Conurbano. Aunque se cree que las víctimas podrían ser muchas más, ya que la banda operaba desde hace un año. En varios casos, los jubilados llegaron a pagar entre 20.000 y 40.000 pesos.
Los delincuentes fueron detenidos ayer, cuando Alfonso, que vive en San Miguel, hizo la denuncia y se montó un operativo simulado de pago.
El operativo terminó cuando los extorsionadores fueron a cobrar 40.000 pesos. Allí fueron detenidos un hombre de 56 años, su hija de 37 y su yerno de 39. La Policía cree además que la esposa del jefe de familia también está involucrada y pidió su detención. Hasta ayer, seguía prófuga.
“ La familia se movía como si tuviera una empresa. Pertenecen a un templo donde se practica el ritual umbanda. Algunos tienen antecedentes por robo y estafa”, aseguró una fuente. La familia de extorsionadores vive en Billinghurst y la mayoría de las víctimas son de La Matanza, Tres de Febrero, San Miguel y San Martín, según publicó Clarín.
“La primer tarea la hacía la mujer que buscaba en los barrios jubilados que tuvieran autos de alta gama o una casa llamativa. Elegía gente a la que sabían que les podrían sacar dinero. A veces les daban unos días para poder juntar dinero. Los abuelos, asustados y para que no los reten en sus familias, preferían pagar y no hacían la denuncia ”, aseguró una fuente del caso.
Sin embargo, un jubilado, de nombre Alfonso, hizo la denuncia. Y acordó con la DDI San Martín montar una escena para atrapar a los extorsionadores. Para eso, instalaron en su casa cámaras ocultas y micrófonos, y los policías hicieron guardias y marcaron los billetes.
“El primer día que se acordó el pago se frustró porque la banda vio un auto de seguridad en la esquina que estaba detenido de casualidad y entonces desistió. Pero al otro día se acordó un nuevo encuentro para hacer el pago”, contó una fuente policial.
Alfonso logró que el pago se hiciera en su propia casa. Una vez que los extorsionadores recibieron la plata, fueron detenidos.
La Policía hizo paralelamente allanamientos en tres domicilios y ahí fue arrestada la mujer que hacía las tareas de inteligencia. Según fuentes de la investigación, la familia tenía una cuenta en un banco de la localidad balnearia de San Bernardo.
“Allí se encontró que la familia movía mucha plata y todos los meses depositaban sumas de dinero similares a las que, se supo, les cobraban a los jubilados”.
Interviene en la investigación la UFI 8 de Delitos Complejos de San Martín. Además, la DDI de San Martín recepciona denuncias de posibles víctimas de esta banda en Sabattini 4447, de Caseros.
21 de septiembre de 2011