"Si fue un 'vuelto' es porque hicieron correr que soy buchón de la Federal"
Lo dijo Alfredo Rodríguez, papá de Candela, luego de ampliar su declaración ante el fiscal.
El nombre de Alfredo Rodríguez tomó trascendencia ni bien se supo de la desaparición de Candela, su hija. Preso en el penal de Magdalena, el hombre siguió las noticias desde la celda. Afuera, los hechos transcurrían velozmente. Marchas, rumores y un desenlace estremecedor.
Luego de declarar durante varias horas y haber dicho reconocer la voz de uno de los hombres que extorsionó a la familia, Rodríguez le pidió a la Justicia ampliar su declaración. En la misma dijo que si la muerte de su hija "fue un vuelto, aunque no lo creo, es porque hicieron correr la bola de que soy un buchón de la policía federal".
Además, estará en la Alcaldía de Morón hasta que lo reubiquen en una penitenciaría, ya que no quiere volver a la sede de Magdalena. Entre otras cosas también solicitó arresto domiciliario y salidas transitorias.
Juan Manuel Falasco, un ex compañero de prisión de Rodríguez y vecino de la familia, señaló en el velorio de la nena que “podría tratarse de un ajuste de cuentas”. Una camioneta que pertenecería a un familiar de “El Gordo”, fue secuestrada esta mañana. Simultáneamente, la policía realizó un allanamiento a un locutorio de la Capital de donde, se cree, se efectuaron las llamadas extorsivas. En esa comunicación, afirman, se basa la principal línea de la investigación.
El fiscal general de Morón Federico Nieva Woodgate aseguró en rueda de prensa que el audio que circuló rápidamente por todos los medios “no fue el único” (ver Extorsión a la familia de Candela). “Es posible que efectivamente haya sido un error no avisar ni alertar a la policía el llamado extorsivo del familiar de la niña con un hombre. Cuando se recibió ese llamado se le preguntó a la familia y negaron que hubiera cualquier reclamo o motín”, agregó.
La misma noche del miércoles Alfredo Rodríguez declaró en la fiscalía. Entre otras cosas, dijo que no tenía motivos para sufrir una represalia y luego escuchó las cintas con las llamadas. “Le pareció reconocer la voz, pero creyó que no tenía motivos para reclamar nada”, dijo Nieva.
1 de septiembre de 2011