¿Qué se puede hacer con los monstruos que violan a sus hijas?

Un nuevo caso de un padre que violó reiteradamente a su hija y que, según la denuncia, tuvo seis hijos-nietos con ella conmueve a Córdoba. El atroz crimen se repitió a lo largo de 23 años.

Un hombre de 60 años fue detenido acusado de haber violado a su hija de 34 años, con quien habría tenido seis chicos, uno de los cuales, una adolescente de 14 años, aseguró que también fue manoseado por su padre-abuelo.

El abusador vivía junto a sus hijos en el barrio Cerro de las Rosas y trabajaba como cuidador de autos. El arresto se produjo luego de que la mujer denunciara que había sufrido abusos de su padre desde que era niña por lo que fue acusado de "abuso sexual con y sin acceso carnal agravado por el vínculo, continuado y reiterado en concurso real".

La víctima, oriunda de Salta, denunció ante la Unidad Judicial de la Mujer y el Niño, que a los 11 años, cuando su madre murió, comenzó a ser víctima de su padre. El hombre y su nueva pareja, aseguró, la golpeaban habitualmente, pero en una ocasión en que la mujer estaba de viaje, además de golpearla, la violó. Por esos hechos fue detenido y se le inició una causa por violencia familiar que no llegó a juicio y tras un periodo en al cárcel volvió a convivir con su hija.

A los 14 años, a raíz de los abusos, la chica quedó embarazada y dos años después, el hombre escapó a Córdoba llevando a su hija mayor y a la niña, dijeron las fuentes.

La mujer relató que una vez en esta ciudad, el hombre le prohibía salir de la casa y hasta la habría obligado a usar otro nombre, mientras continuaba sufriendo violaciones, a raíz de las cuales tuvo cinco hijos más con su padre. Incluso, según consta en la denuncia, dijeron los voceros, perdió tres embarazos, aparentemente producto de los golpes de su padre.

Tras la detención se inició el debate sobre cual es el mejor destino para este tipo especial de criminales. Toda condena penal se equilibra entre dos principios, el de castigo y el de rehabilitación. Un violador, entonces, debe ser penalizado por los delitos cometidos o bien sometido a un tratamiento para ser reinsertado en la sociedad sin que sea un peligro para la misma. Sin embargo, ninguna de las dos posturas concretan una solución a los ya reiterados casos de abuso familiar.

¿Qué hay que hacer con un padre que abusa de su hija y su propio nieto?

En 2009 el caso de Armando Lucero en la provincia de Mendoza, quién violó a su hija durante 20 años y tuvo siete hijos, inició el debate pero hasta el momento no existe una solución directa. Consultados por 24CON psicólogos, criminalistas y vecinos, dieron su propia opinión.


“Son irrecuperables, le cortas el pene y los testículos y van a violar con la lengua”

La conmoción ante delitos tan graves como este tipo de violación disparan miles de soluciones, la más común y la que aparece rápidamente es la que apunta a la castración o la aplicación de la pena capital sobre los abusadores. Sin embargo, para los especialistas, estas medidas no alcanzarían ninguna solución.

El psicólogo Enrique Stola, quién entre sus pacientes cuenta con menores de la fundación Felices los Niños que fueron abusados por el cura Julio Cesar Grassi, explicó a 24CON que es muy difícil la reinserción de estos delincuentes en la sociedad: “No se los puede curar, no hay evidencia científica de que estos individuos sean recuperables, van a seguir abusando. Un condenado de abuso filiar, seguramente ha abusado de otros hijos o nietos. Son compulsivos. El placer es a través del ejercicio del poder sobre la ‘carne de su carne’, sobre su propiedad. La castración, por ejemplo, no sirve para nada, le podes cortar el pene y los testículos y va a ejercer el poder con los dedos o la lengua, y va a sentir el placer por el poder”.

“Existen responsabilidades individuales y responsabilidades sociales: El abusador no es padre, sino que sólo es progenitor. Un padre cuida de su hijo, el progenitor sólo pone el espermatozoide. Este progenitor cometió incesto paterno-filial, utilizando el poder que como padre y como hombre tiene sobre su hija. Es terrible la acción destructiva hacia su hija. Esta niña, violada y abusada, por su padre tiene muy pocas posibilidades de reaccionar. La responsabilidad social recae en los profesionales; ¿Que ha pasado con médicos, enfermeros, trabajadores sociales, que vieron a esta jovencita de 14 embarazadas? Nos encontramos con profesionales que se hacen los osos, miran para otro lado, no investigan como se produjo ese embarazo, no se quieren meter en problemas y pasan a ser cómplices” apuntó Stola.

El psicólogo sostiene que hasta el momento no existe un tratamiento o un cuidado especial para poder rehabilitar al abusador y que este tipo de patologías, que se transforman en crímenes, alcanzan a todas las esferas de la sociedad, aunque con algunas diferencias, “se trata de un problema social grave, la cantidad de hombres que abusan hijos es grandísima, y son empresarios, diputados, militares… en las iglesia; todas las áreas en donde los hombres existen. Si el abusador es de bajo nivel socioeconómico, es posible que sea condenado. Si fuera de alto poder económico, saldría un Stinfale o algún abogado mediático a defenderlo y sería liberado”.

En caso de condena es conocido, sea mito o realidad, el castigo que por mano propia le dan a modo de bienvenida a los violadores los otros internos. Aunque según Stola, que los abusadores sean violados y golpeados en las cárceles es un delito tan cruel como el que cometieron: “es violar los derechos humanos del violador. Es muy perverso por parte de los jueces enviar a los condenados a que sean violados por los otros reclusos. Es parte de la negligencia de las instituciones. Debería tener cuidados especiales, estar aislado del resto de la comunidad” finalizó el psicólogo.


“Un violador no es un ser humano, no tiene derecho a pedir derechos humanos”.

Si bien este caso surgió en la ciudad de Córdoba, estos crímenes se repiten en todo el país. Desde el Conurbano, Gabriel Lombardo, titular de la ONG VALOMI (Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador) que se encarga de analizar y denunciar los casos de inseguridad y otros delitos en el partido de La Matanza, opinó que la solución radica en planes de educación para prevenir las violaciones y rehabilitar a los abusadores: “es una aberración debida a falta de educación e inversión en educación por parte del estado. Esto siempre sucede en familias carenciadas. Típico del norte argentino, de gente indigente, muy nativa de su lugar, gente indígena, nuestros ancestros; aunque no solo en la clase pobre, en las esferas altas también sucede”.

“Desgraciadamente no se puede reinsertar en la sociedad, tiene algún gen que está fallando, que no funciona como corresponde. Deberían castrarlo, pero tampoco se consigue nada. Se lo castra, se lo hace impotente, pero va a agarrar una botella y va a violar igual. La condena en la cárcel la hacen cumplir los demás presos, son códigos de la cárcel, propios de delincuentes. Pero muchos de ellos se van a pabellones evangelistas, piensan que Dios en vez de salvarlos en espíritu, los va a salvar en cuerpo” apuntó Lombardo y concluyó “un violador, para mi, no es considerado un ser humano, no tiene derecho a pedir derechos humanos. No podemos hablar de derechos humanos, porque el violador no respetó los derechos humanos de su víctima”.


“Si hubiera sido castrado químicamente se podría haber salvado”

Los violadores, y principalmente aquellos que encuentran a sus victimas en el seno mismo de sus familias, comparten algunas características comunes aunque parte de los motivos recaen en la sociedad que los rodea. El violador, generalmente, padece un trastorno antisocial de la personalidad. Son individuos manipuladores y les interesa ejercer el dominio sobre el lugar, las personas y las cosas, al punto de llegar a cosificar a la víctima, es decir, la persona abusada, en manos del violador, deja de ser una persona para ser una cosa.

Según explicó a este medio el criminólogo Raúl Torre las victimas están sometidas a ese poder, moral e intelectualmente, “a diferencia del conocido caso de Austria, donde su hija estaba encerrada, acá en la mayoría de los casos la víctima no está encerrada, sino que está sometida y necesita una contención externa para poder enfrentar al abusador”. Sin embargo, según Torre existe un motivo antropológico en muchos de los casos, “en el norte argentino, algunos pueblos originarios tenían la costumbre de iniciar a sus hijas adolescentes en el sexo. Esto se modificó con la civilización moderna, pero en algunos casos, se hizo público y los casos actuales responden a la repetición de conductas criminales”.

Si bien Torre considera que la mayoría de los casos son incurables, una política de estado con un amplio abanico de tratamientos de distintas disciplinas podrían llegar a reinsertar en la sociedad a algunos violadores: “Desde el tratamiento psicológico, hasta la castración química, de una punta a la otra, se necesitan muchos métodos para rehabilitar al abusador. En muchos casos los violadores fueron victimizados durante su niñez, o fueron abusados o testigos de abusos, pero con asistencia se puede intentar recuperar al criminal. Desde el plano de la seguridad, la psicología, el plano psiquiátrico, sociológico, con un tratamiento voluntario, y la observación del comportamiento y la conducta; después de todo eso se puede analizar si el violador es un individuo funcional para la sociedad” finalizó el criminalista.

El caso del abusador y su hija será responsabilidad de la justicia de Córdoba que deberá resolver que condena le corresponde al criminal, que rehabilitación y que tipo de asistencia le brindaran a la víctima y sus seis hijos.

26 de octubre de 2010


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