En Paraná quieren "exorcizar" a las feministas que cantan contra la Iglesia
Fue anoche, en la capital entrerriana, frente a la Catedral. Allí, el capellán de la UCA celebró un ritual que, según explicaron fuentes laicas, se trató de un "exorcismo" para las militantes feministas.
Fue anoche, cuando una marcha de manifestantes que participan de la reunión en la capital entrerriana se detuvo frente a la Catedral, allí, el capellán de la UCA celebró un ritual que, según explicaron fuentes laicas, se trató de un “exorcismo” para las militantes que se concentraban en el lugar.
El capellán de la UCA en Paraná, Entre Ríos, celebró un “exorcismo” para las militantes feministas que participaban de una marcha, tras haberse realizado un encuentro de mujeres en esa ciudad.
Según explicaron fuentes laicas, se trató de una ceremonia, donde se rezó para “exorcizar” a las manifestantes que participan de la reunión en la capital entrerriana, explicó un medio local.
La marcha del Encuentro Nacional de Mujeres ocupó casi 10 cuadras. Y ademàs del "exorcismo", hubo insultos y huevazos frente a la iglesia San Miguel y cruces de cánticos en la Catedral con grupos ultracatólicos que custodiaron los templos, los que también amenazaron a la prensa.
“Iglesia, basura, vos sos la dictadura”; “yo sabía, yo sabía, que a los violadores los cuida la policía”; “saquen los rosarios de nuestros ovarios”; “sí señores, sí señores, prohíben el aborto los curas abusadores de menores” y otros canticos se repitieron anoche durante el tiempo que duro lamultitudinaria marcha de mujeres, que se detuvo frente al edificio más importante de la Iglesia Católica en la ciudad de Paraná.
Mientras en el templo, un grupo de personas de distintas edades rezaba el rosario. "Muchos los llevaban en sus manos y no eran pocos los que afectaban sus rostros con gestos de congoja", detalló El Diario, publicación de Paraná.
"Todos rezaban mirando a la plaza, unos en forma individual y otros colectivamente. Había varias mujeres, jóvenes, apenas adolescentes, que alzaban el puño en el que tenían enredado su rosario. Se respiraba un clima de angustia, como el que cunde en los momentos trágicos", continúa en su crónica la publicación local.
En su relato, El Diario asegura que "detrás de las personas que no paraban de rezar, de espaldas al ingreso central del histórico edificio, un cura ataviado de sotanas leía algo en un papel que era alumbrado por una linterna, sostenida por una mujer, al tiempo que alzaba y bajaba una cruz de madera".
“Está haciendo un exorcismo para estas mujeres que atacan a la Iglesia, informó un señor calvo que seguía la ceremonia a un costado. Mientras el sacerdote leía el texto, al parecer, de unas fotocopias que además contenían ilustraciones", detalló el periódico.
El cronista del medio entrerriano, luego del “exorcismo”, fue en busca de una confirmación por parte del cura, el cual no quiso hacer declaraciones: "Cuando llamamos al periodismo porque agredían a nuestras mujeres no fue ninguno. Los disculpamos mucho, rezamos por ustedes para que defiendan y digan la verdad", argumentó el religioso.
Según el medio gráfico, el sacerdote se llama José María Pincemin, capellán de la UCA. Y no era el único en su actitud defensiva y cerrada, ya que tras el breve diálogo con el religioso, "apareció alguien, y sin presentarse", le dijo amenazante al periodista: "Flaco, tomátela o vamos a llamar a la Policía”.
El cronista continuó por unos minutos más recorriendo el lugar haciendo su trabajo, hasta que un hombre "canoso y calvo" lo tomó del brazo y lo invitó a retirarse diciendo: "Dejate de joder o te hago pelota, flaco”, relata el periodista.
Ante la consulta periodística sobre su identidad y su rol, en el caso de que actuara como seguridad del lugar, el hombre respondió, esta vez ya sin tutear: "A usted, qué carajo le interesa quién soy, voy a llamar a la Policía para que te encierre”, reproduce el artículo.
Todo esto ocurria mientras las mujeres cantaban frente a la Catedral: “Que feo Iglesia, que feo debe ser haber perdido tanto con el matrimonio gay”. Unos pasos atrás, sonreía Alex Freire, protagonista de la primera boda gay del país, quién era constantemente requerido para posar en fotografías.
“Me quedé con unas amigas escuchándolas volver del encuentro, vine con mi viejo y mi hermano. Es una marcha histórica que año a año va creciendo y que reclama lo mismo que nosotros, es contra el machismo, que se paren todas las violencias”, contó Freire en su diálogo con El Diario.