Obispo pelea con mandinga y ve gente volar

Manuel Acuña en pleno exorcismo. Fuente: Diario Popular
Un saludo de doblete en ambas mejillas. Traje de oficio, camisa almidonada y la Rosa de Lutero refulgente en el pecho. Tiene toda la pinta del exorcista de 1973 pero nunca vio a nadie “voltear la cabeza en 360º”. Eso sí, “ví a una levitar a unos cincuenta centímetros del piso”, aclara. Es un obispo “pecador” para la iglesia Romana. Está divorciado y vuelto a casar. 

Gira, besa a su esposa Gimena, con quien está casado hace cuatro años, y por sobre su hombro, la imagen de su Señor aprueba la unión. Sabe del “bochorno” que genera en el Vaticano pero confiere que “Dios no discrimina”. Tiene una espada y una cruz entre los dientes y las dos están afiladas. Habla de Grassi y de Williamson: “Uno es una pena”; el otro, “una vergüenza”.
 
Manuel Acuña tiene 47 años, reside en Santos Lugares, es Obispo para Sudamérica de la Asociación de Iglesias Luteranas Independientes y está nombrado en la sucesión apostólica del consejo mundial de iglesias. Los vecinos lo definen con menos oropeles: dicen que es “un ruidoso y molesto habitante”.

Oficia misa al frente de su casa en la calle Sudamérica 2235, donde se armó una pequeña parroquia y donde asisten 700 fieles por semana y varios de los residentes ya lo denunciaron por esta práctica. “No voy a defenderme de ellos porque lo único que hacen es discriminar a la gente que viene a escuchar una palabra de ayuda, vamos a ver qué pasa cuando ellos la necesiten”, dispara.

Sos reconocido por tus exorcismos, ¿Qué opinan las personas del barrio de que practiques algo tan poco común por estos pagos?

La gente desconfía de lo desconocido. “Expertus potes credere”: sólo el experto puede creer.

¿Das fé (valga la redundancia) de que esto funciona?
Si. Es un ritual milenario que está inscripto en la iglesia apostólica romana y que comenzó con Jesús en el Evangelio. Se distingue muy bien de todo lo que signifique la enfermedad física.

¿Es posible practicar el exorcismo en forma terapéutica, junto con la medicina convencional?
Seguro. Hay que ver en la actualidad al exorcismo como una forma de terapia y trabajarla junto con médicos, psiquiatras y psicólogos. Hay muchos elementos para discernir de cómo debe desarrollarse, no es cuestión de estar buscando al demonio en todos lados. Nuestra práctica ya lleva más de 150 casos cumplidos con total efectividad.

Primera impresión: A altura de la vista, justo en la puerta de entrada a la parroquia, un cartelito indica lo mediático del hombre y su aparición en algún que otro canal de TV. Segunda impresión y confirmación: Pasillo adentro, las recurrentes fotos con famosos sellan su costado “farandulero”. Las eclécticas instantáneas con Néstor Kirchner, Eduardo Duhalde y hasta con Diego Capusotto y Federico D’Elía, adornan el lugar. Le dan un toque diferencial a la típica iglesia. Más new age.

¿Existen los demonios?
Si, de hecho el exorcismo es la expulsión de un demonio de la vida de una persona estando ésta con manifestaciones claras de infectación, obsesión o posesión diabólica. Pueden hablar lenguas extrañas y mostrar una fuerza descomunal: el sansonismo. También se pueden denominar como espíritus malignos o desencarnados. De todas formas, hay que tomar las debidas precauciones para determinar que no se trate de un caso psiquiátrico.

¿Qué es lo más extraño que viste estando en presencia de espíritus malignos?
Yo he visto una persona levitar. Se elevó a unos cincuenta centímetros del suelo y la traté para expulsar a su demonio. Lo logré.

Posa una mano sobre la otra. Repite esa muletilla cientos de veces. Interrumpe Luther, un perrito raza terrier que no para de saltar. Se frena la conversación. Un tiempo para mirar. En derredor hay formas eclesiásticas intimidatorias para el pagano. Cruces negras (la Rosa) y mensajes de la tiara. “Vengan a mí TODOS”, resalta un banderín.


Se te adjudican cientos de milagros, ¿Sos, como se lo llaman frecuentemente, un “curandero” o “sanador”?
A nadie se le puede adjudicar un milagro, salvo a Dios. La gente viene aquí y encuentra su milagro, el que Dios le ofrece. Sobre eso tenemos testimonios escritos, asientos y testimonios incluso médicos que han mostrado la reversión de muchísimas enfermedades. No soy ni un curandero ni un sanador, soy un sacerdote que ora por los enfermos. Y mi oración, para muchos, tiene eficacia.

¿Podés dar un ejemplo de curación?
La remisión completa del cáncer. Riñones que han vuelto a funcionar. Un señor que tenía metástasis en el hígado y que hoy ya no tiene más nada, etc.

¿Sos conciente de que tu forma de trabajar puede contrastar con la ciencia?
Si, pero no es la intención porque yo a todas las personas les pido que sigan visitando a su médico. Pero, como dice nuestro lema, que prueben con fe. Porque el cree algo más sabe de la vida. “La fe es un saber para la libertad y una libertad para el saber”. LEER MÁS...

 

 

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