Macri juntó 10 toneladas de pilas y no sabe dónde meterlas
El Gobierno porteño no sabe que hacer, sin embargo, en el Conurbano existe una empresa que recolecta, trata y hasta exporta pilas para que sean recicladas. Una sola pila contamina hasta 200 mil litros de agua.
Hogareñas, pasan desapercibidas pero pueden ser pequeñas bombas contaminantes en potencia. Las pilas son utilizadas por todos, grandes y chicos y, en todas las escalas sociales y económicas, pero a diferencia de muchos otros contaminantes peligrosos son producidas, como desechos, por los mismos usuarios. Entonces, ¿que hacer con las pilas cuando finalizó su vida útil?
La Ciudad de Buenos Aires llevó adelante una campaña de recolección de las baterías para, al estar clasificadas, poder encontrarles un destino correcto. Sin embargo el depósito destinado para este particular residuo ya cuenta con 10 toneladas de desechos que no tienen a donde ir.
Uno de los destinos estipulados eran los rellenos sanitarios de la Provincia de Buenos Aires o los de Córdoba. Sin embargo el Gobierno bonaerense anunció que no aceptará las diez toneladas de pilas usadas de la Ciudad de Buenos Aires. Esta noticia complicó aún más la situación, ya que la Ciudad también se vio obligada a abandonar su idea de enviarlas a un relleno sanitario cordobés, cercano a la localidad de Bouwer, debido a la reacción vecinal que se produjo allí.
El problema es de solución difícil porque, según admiten en la propia Agencia Ambiental porteña, sólo existen en la Argentina cuatro rellenos sanitarios con las condiciones de seguridad como para recibir residuos tóxicos: uno es el de Córdoba y los otros tres están en territorio bonaerense.
"De ninguna manera la provincia de Buenos Aires va a recibir los residuos tóxicos de la Ciudad. Nosotros defendemos el medio ambiente de nuestros vecinos de manera contundente. El gobierno de Mauricio Macri debería haber previsto antes de lanzar una campaña de recolección de pilas en dónde las pensaba tirar", dijo el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, en un comunicado. Quién apoyó esta postura desde la gobernación fue el Director bonaerense de Residuos, Oscar Taborda quien aclaró "No se aceptarán residuos tóxicos provenientes de otras jurisdicciones, ya que el artículo 28 de la Constitución Provincial prohíbe el ingreso de desechos tóxicos y radioactivos".
Desde el año 2006 en todo el territorio nacional la ley 26.184 de “Energía Eléctrica Portátil” prohíbe la fabricación, importación o ensamblaje de pilas que contengan más de 0,0005% en peso de mercurio; 0,015% en peso de cadmio; 0,2000% en peso de plomo, por lo que se las podría descartadas junto con la basura hogareña. “Pero siguen teniendo químicos contaminantes” explicó a 24CON el Biólogo recibido en al Universidad de Buenos Aires, Gustavo Fernández Protomastro, Director de Ambiental de la firma Silkers, una empresa especializada en la gestión sustentable de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (http://www.silkers.com.ar/).
Protomastro explica que las pilas se dividen en dos grandes grupos, las primarias, aquellas pilas descartables, de alto grado de contaminación y, las secundarias, que son aquellas recargables y reciclables. “Las pilas descartables llegan a contaminar 200 mil litros de agua, es decir que si una pila se rompe en un tanque, tienen que haber más de 200 mil litros de agua para que yo pueda tomar un poco y no me contamine. Las pilas que ingresan al país actualmente lo hacen bajo la ley de pilas, pero aun hay muchas contaminantes”
El segundo grupo de pilas son las recargables, que si bien tienen un costo de hasta tres o cuatro veces superior que las pilas comunes soportan entre 200 y 400 cargas por lo que a largo plazo son más económicas, pero además sus componentes pueden ser reciclados. La empresa Silkers está radicada en Quilmes y se encarga del tratamiento de este tipo de pilas y su exportación a Bélgica donde son recicladas. “El cadmio, el níquel, el cobalto, el litio, son elementos que se pueden recuperar para hacer nuevas pilas recargables”.
La solución al problema de las pilas no es desecharlas o minimizar su contaminación, sino hacer un uso positivo de ellas, aun cuando ya no tengan energía ni puedan volver a ser recargadas. “Aplaudimos la recolección pero son fundamentales los esquemas de recolección-tratamiento-reciclado. Todos generamos pilas y todos somos culpables de su contaminación, es la nación entera la que tiene que decidir que hacer con sus pilas” finalizó el especialista.
La Ciudad de Buenos Aires llevó adelante una campaña de recolección de las baterías para, al estar clasificadas, poder encontrarles un destino correcto. Sin embargo el depósito destinado para este particular residuo ya cuenta con 10 toneladas de desechos que no tienen a donde ir.
Uno de los destinos estipulados eran los rellenos sanitarios de la Provincia de Buenos Aires o los de Córdoba. Sin embargo el Gobierno bonaerense anunció que no aceptará las diez toneladas de pilas usadas de la Ciudad de Buenos Aires. Esta noticia complicó aún más la situación, ya que la Ciudad también se vio obligada a abandonar su idea de enviarlas a un relleno sanitario cordobés, cercano a la localidad de Bouwer, debido a la reacción vecinal que se produjo allí.
El problema es de solución difícil porque, según admiten en la propia Agencia Ambiental porteña, sólo existen en la Argentina cuatro rellenos sanitarios con las condiciones de seguridad como para recibir residuos tóxicos: uno es el de Córdoba y los otros tres están en territorio bonaerense.
"De ninguna manera la provincia de Buenos Aires va a recibir los residuos tóxicos de la Ciudad. Nosotros defendemos el medio ambiente de nuestros vecinos de manera contundente. El gobierno de Mauricio Macri debería haber previsto antes de lanzar una campaña de recolección de pilas en dónde las pensaba tirar", dijo el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, en un comunicado. Quién apoyó esta postura desde la gobernación fue el Director bonaerense de Residuos, Oscar Taborda quien aclaró "No se aceptarán residuos tóxicos provenientes de otras jurisdicciones, ya que el artículo 28 de la Constitución Provincial prohíbe el ingreso de desechos tóxicos y radioactivos".
Protomastro explica que las pilas se dividen en dos grandes grupos, las primarias, aquellas pilas descartables, de alto grado de contaminación y, las secundarias, que son aquellas recargables y reciclables. “Las pilas descartables llegan a contaminar 200 mil litros de agua, es decir que si una pila se rompe en un tanque, tienen que haber más de 200 mil litros de agua para que yo pueda tomar un poco y no me contamine. Las pilas que ingresan al país actualmente lo hacen bajo la ley de pilas, pero aun hay muchas contaminantes”
El segundo grupo de pilas son las recargables, que si bien tienen un costo de hasta tres o cuatro veces superior que las pilas comunes soportan entre 200 y 400 cargas por lo que a largo plazo son más económicas, pero además sus componentes pueden ser reciclados. La empresa Silkers está radicada en Quilmes y se encarga del tratamiento de este tipo de pilas y su exportación a Bélgica donde son recicladas. “El cadmio, el níquel, el cobalto, el litio, son elementos que se pueden recuperar para hacer nuevas pilas recargables”.
La solución al problema de las pilas no es desecharlas o minimizar su contaminación, sino hacer un uso positivo de ellas, aun cuando ya no tengan energía ni puedan volver a ser recargadas. “Aplaudimos la recolección pero son fundamentales los esquemas de recolección-tratamiento-reciclado. Todos generamos pilas y todos somos culpables de su contaminación, es la nación entera la que tiene que decidir que hacer con sus pilas” finalizó el especialista.