Tour al corazón del "Todo por dos pesos"

Un cronista de 24CON viajó en los micros que llevan contingentes al Mercado Central. Desde Olivos al Mercado, la historia de un paseo "de otro mundo" donde todo es caótico, impredecible y...barato

Por Jonathan Raed

10.00 a.m. Entre fiaca y bostezos llego al punto de encuentro con el tiempo justo. En Caseros y Laprida (Olivos) dos micros esperan que terminen de acomodarse los pasajeros para iniciar la jornada. Rápidamente elijo uno al azar y subo. El móvil es un escolar que desde afuera no promete mucho confort, pero al subir me llevé la primera sorpresa del día: el colectivo estaba impecable, todo acomodado y "sano": desde el tapizado hasta los detalles de confort.  El chofer también hacía las veces de musicalizador (aunque a veces recibía reproches por el volumen).

La idea era salir de compras al Mercado Central, donde los precios están ostensiblemente más baratos que en otros lugares. Esperaba, por lo tanto, encontrarme con mujeres y hombres golpeados por la crisis; que necesitaban recorrer más de una hora en micro para conseguir las papas a un peso menos de lo que la pagaría en la verdulería del barrio. Segunda sorpresa: las clases sociales estaban representadas en todos sus niveles. El viaje al mercado Central no es un tour para pobres.

De hecho, el viaje de ida lo compartí con la Presidenta de la Regional de Vicente López de la Liga de las Amas de Casa, Elizabeth. Eli, como le gusta que la llamen, me despejó varias dudas. Contó que estos viajes los vienen haciendo desde hace varios años, poco después de asumir la presidencia de la entidad, en 1998. Detalló que salen casi todos los sábados con entre 60 y 80 pasajeros. ¿Por qué van tantos jóvenes?, le pregunto, ajeno a la relación que existe entre verduras y juventud. Ella me reveló entonces que no sólo de papas y choclos vive el Central: ahí también se vende ropa. Y la relación entre calidad y precio seduce a los chicos.

Los micros estacionan. Es fácil perderlos para el regreso


Aclaración importante:  En el Mercado Central no sólo se compra comida y víveres, sino todo tipo de productos. Desde ropa (informal, formal, para grandes, chicos, hombres, mujeres y de todos los estilos) hasta muebles y colchones, pasando por carnicería, verdulería, venta de celulares, juguetes y la lista es interminable. Al consultársele por la calidad de los productos, la presidenta remarcó que todos los comestibles están aprobados por el Ministerio de Salud, mientras que los demás rubros son en su mayoría empresas familiares y cooperativas y sus productos también pasan por un control de calidad previo a ser expuestos en los puestos. "No hay nada trucho. Esto no es como La Salada", aclaró Eli.

11.00 a.m. Antes de bajar del micro, Elizabeth dio una serie de reglas a seguir: "El tour durará dos horas, luego de la primera podrán volver al micro a descargar productos. Al finalizar la segunda hora nos reencontramos en el colectivo". Finalmente recomendó: "No se olviden donde está el micro, eh", en lo que pareció más un chiste que un consejo.

Mientras apunto hacia los puestos no puedo creer lo que veo. Si bien me habían comentado que iba "a haber mucha gente" debo confesar que no esperaba semejante aglomeración de personas. "Un mundo de gente", exageraría mi abuela. En fin, hice de tripa corazón y me metí entre la muchedumbre con cámara y cuaderno bajo el brazo, y con cierto grado de temor comencé a recorrer los pasillos del Paseo de Compras.

11.30 a.m. Mientras camino como un chico en el tren fantasma (ya los supermercados comunes me asfixian), no dejo de sorprenderme con los precios que veo: 2kg de bananas, $5; 2kg de peras $5; 2kg de batatas, $4; 1kg de zanahorias, $2; 2kg de choclos, $4. Camino y las cuentas mentales surgen del inconsciente: con $10 puedo llevarme 2kg de tomates, 1kg de lechuga, 2 paquetes de acelga, 4 pre-pizzas y 2kg de papas. Pensé: ¿Alguien se animaría a decir que con diez pesos puede cocinar una cena?

Los precios "asustan", por lo barato


12.00 p.m. La primera hora pasó entre recorridas y comparaciones. Algunos ya la tienen clara y van a los puestos que consideran mejores sin detenerse. Otros, al revés, circulan y circulan sin detenerse a comprar, con el temor de "perderse" la oferta del stand siguiente. La cantidad de gente hace insoportable, por momentos, el tránsito. Es la gran contra de este tour: empujones, apuros, nenes llorando y el miedo al "pungueo" me tienen en estado de alerta constante. Con la paciencia como bastión, sigo y veo un pasillo angosto cargado de gente. Ya habiendo agarrado confianza, no dudo en meterme. Era uno de los sectores de carnicería, donde los precios seguían iluminando rostros novatos: 2kg de asado, $20; 1kg de matambre, $9; 1kg de bifes anchos o angostos, $7; 5kg de pata muslo de pollo, $18; 3kg de suprema, $24.

La carnicería atrae más gente que las mismas verduras


12.30 p.m. No me pregunten cómo pero mis pies me llevaron al sector de la ropa y no sólo los precios se encargaron de impresionarme sino también la diversidad que encontré. Remeras a $20, camperas a $55, buzos cunning $45, buzos breaking $58, zapatillas entre $50 y $80 y las de marcas más reconocidas (franquicias originales) entre $100 y $150. Por lo que pude apreciar las vestimentas tenían una diferencia de precios del 50%, aproximadamente, y había para todos los gustos y talles.

13.00 p.m. Con tantos números en mi cabeza el tiempo voló y en una ráfaga de responsabilidad, miro la hora y me doy cuenta de la cruda realidad: ¡no tenía la menor idea de la ubicación del micro! Me la juego a suerte o verdad y encaro hacia el pasillo más iluminado. Salgo a un estacionamiento y comienzo a caminar guiado por mi instinto. En la caminata observo a las personas cargando a más no poder los baúles de sus autos con todo tipo de mercadería y mientras me parece estar viviendo en otro país, mi alma se relaja cuando allá a lo lejos veo el inconfundible naranja del escolar.

Me subo al micro, busco mi asiento y me dedico a escuchar las repercusiones en boca de las expertas compradoras: "baratísimo", "es un regalo", "la diferencia es increíble", "así es otra cosa", son las frases más escuchadas en el viaje de vuelta, el cual una hora después nos dejó de nuevo en Caseros y Laprida.

Como frutilla del postre, Elizabeth me comentó que a través de un acuerdo en común, las Amas de Casa todas las semanas retiran del Mercado Central una enorme cantidad de bolsas, cajas y fletes "hasta el techo" de frutas y verduras que se decomisan y son llevadas a hogares y comedores infantiles.

Para hacer este viaje no hay más que llamar a Eli al 4791-1393, de 10 a 18, contar con tres pesos para asociarse a la Liga y no llegar tarde al punto de encuentro.

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