El alcalde que hace diez años quedaba tras las rejas
Jesús Cariglino tenía casi 30 cargos en su contra por corrupción, estafa y defraudación al Estado. Estuvo 13 días preso y pagó una abultada fianza.
El 21 de noviembre de 2003, el intendente de Malvinas Argentinas Jesús Cataldo Cariglino era detenido por una orden judicial. Llevaba nueve años en el poder y estaba acusado por estafa, defraudación al Estado y negociaciones incompatibles con la función pública. Durante su gestión, tuvo 29 cargos en su contra.
Luego de pagar la fianza de $500 mil que, según dijo en su momento, le fue aportada en parte por amigos y conocidos, la jueza Solange Cambet del juzgado de Garantías nº 4 de San Martín resolvió “levantar” la detención. Estuvo en total unos 13 días preso y a principios de diciembre recuperó su libertad.
Todo había comenzado cinco años antes por un plan de pavimentación de 120 cuadras para el distrito por el que pidió créditos al Banco Provincia por 5 millones de pesos. En tanto, la empresa constructora del empresario Carlos Pascual Rombolá, que había sido licitada para la obra, denunció que el dinero había sido derivado a una cooperativa formada por empleados municipales.
En 2004 el fiscal Edgardo Ledesma volvió a pedir su detención, pero los fueros que protegen a un funcionario público (concedidos por el entonces presidente y “amigo” Eduardo Duhalde), le evitaron el mal momento.
CATALDO, EL POLÉMICO
Cariglino era panadero hasta meses antes de convertirse en el alcalde de un pueblo recién fundado, que se desprendió del antiguo distrito General Sarmiento (junto con José C. Paz y San Miguel). Su último desafío fue reciente: proponerse candidato a presidir el PJ provincial, desobedeciendo a su ahora jefe político, aunque finalmente desistió de la idea y mostró su apoyo a la lista de Mario Ishii.
Siempre aliado al duhaldismo, también supo darle la mano al menemismo, al kirchnerismo, (se rumorea que también supo jugar con Binner) y ahora al Frente Renovador de Sergio Massa.
Como curriculum político, “el Negro”, tal como lo llaman en su tierra, supo ganarse el mote de ser uno de los barones del Conurbano más polémicos y denunciados. En Malvinas todos comentan que lidera una patota que utiliza para amedrentar a dirigentes opositores y a vecinos que advierten casos de corrupción o, como ocurrió hace alrededor de un año y medio, los reiterados hechos de mala praxis en hospitales del distrito.
También, de mantener estrechos vínculos con el CoNaSubAr, un presunto brazo armado conformado por exmilitares y personas afines a la última Dictadura militar.
La historia de sus miembros vinculados a los levantamientos carapintadas, la derecha católica y el cuadro político "filo-nazi" de Alejandro Biondini.
Es más, antes de las elecciones legislativas de 2011, la oposición local apuntó sus sospechas de que los más de 100 actos de violencia y amedrentamiento sufridos durante la campaña podrían relacionarse con este grupo de oscuro pasado.
19 de noviembre de 2013
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