Según un estudio reciente a cargo de la Universidad de Montreal, la comida basura puede modificar las sustancias químicas en el cerebro dando lugar a síntomas asociados con la depresión y la ansiedad.
Toda clase de granos tiene un impacto en el funcionamiento del cerebro y en la salud en general, a excepción del 100% grano entero, que es muy rico en fibra y cuyo consumo previene el envejecimiento arterial.
El azúcar y los dulces son contraproducentes para las funciones cerebrales. El consumo a largo plazo de azúcar puede generar una gran cantidad de problemas neurológicos y también empeorar la memoria. También se suman los edulcorantes artificiales, porque pese a que contienen menos calorías, pueden resultar dañinos para el cerebro e interferir con la capacidad cognitiva si se utilizan durante un período prolongado de tiempo.
Además de causar problemas relacionados con el corazón, con el colesterol y la obesidad, las grasas trans son malas para el cerebro. No sólo ralentizan sus funciones, sino que afectan a los reflejos y a la calidad de la respuesta cerebral y aumentan el riesgo de derrame cerebral.
Al igual que los alimentos fritos, los productos procesados o precocinados también afectan al sistema nervioso central y aumentan el riesgo de padecer trastornos degenerativos del cerebro como la enfermedad de Alzheimer.
Los alimentos muy salados afectan a la presión arterial y al funcionamiento del corazón. Además, pueden afectar negativamente al proceso cognitivo y a la capacidad de pensar
El consumo del alcohol daña el hígado y también provoca lo que se conoce como "niebla cerebral", una sensación de confusión mental que afecta la capacidad para pensar con claridad, así como a la memoria.
Fuente: Fitnea
23 de octubre de 2013
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