Carballo: la pista que puede desenmascarar a la policía

El hermano menor del joven que murió en el recital de Viejas Locas reveló por primera vez un detalle que puede ser clave para la causa. Su historia.

Por Ivan Rodriguez Alauzet / Andrés Randazzo

 

Emanuel Carballo demora unos minutos en abrir la puerta de su casa. “Justo me llamaron del departamento de monitoreo”, se disculpa el joven de 18 años que cumple prisión domiciliaria por una causa que, según explica, fue armada por la policía (Ver: Cómo se prepara una casa para un arresto domiciliario). Apenas puede pisar la vereda para entrar en el cuarto donde pasa sus días, que en realidad es un local “a la calle”. Si va más allá, suena la alarma. Está preso no sólo de lo que, asegura, es producto de la trama para “callarlos e él y a su padre”, también de la tobillera que carga tras un supuesto robo a mano armada.

 

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La habitación tiene aires de soledad: una cama, una PlayStation, decenas de papeles y un calentador eléctrico que le hace piquete al frío de las paredes a medio terminar. Esos son sus únicos compañeros las 24 horas. El chico explica el drama que le tocó vivir durante la calurosa tarde del 10 de enero cuando fue acusado de asaltar un quiosco en Ramos Mejía. Las amenazas de las que fue víctima y cómo, gracias a “pararse de manos”, tuvo una estancia tranquila en el la Unidad 40 de Lomas de Zamora. Allí pasó sus últimos cinco meses hasta que, mediante las gestiones de su padre Rubén, recibió la morigeración y se fue a su casa del Barrio Esperanza, en Virrey del Pino. Ahora espera el juicio para saber si queda en libertad y poder seguir con su vida. Terminar la escuela, trabajar y encontrar justicia por su causa, la de su hermano y la de otras 50 personas son sus máximos anhelos.

 

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El 14 de noviembre de 2009 Emanuel tenía sólo 15 años cuando vivió lo peor. Esa noche, en la cancha de Vélez Sarsfield, Viejas Locas se presentaba por primera vez en diez años. Su hermano Rubén fue con un grupo de amigos y nunca volvió. El cuerpo lleno de golpes fue hallado al otro día del recital y murió luego de 25 días en coma. Las versiones oficiales decían que se cayó desde la autopista. Su papá está convencido que fue la policía quien le provocó las heridas fatales. A raíz de eso, Rubén Carballo padre encabeza la ONG Comisión Contra la Impunidad y la Seguridad (CONIS), con la cual ya hizo desplazar a 14 policías, liberó a seis personas detenidas con causas inexistentes (o “perejiles”, en la jerga) y lidera otras tantas. Desde entonces, la familia fue víctima de una seguidilla de intimidaciones y amenazas que tuvo su cenit el 10 de enero de este año.


La impunidad, en primera persona

Emanuel atendía el puesto de choripanes y comidas rápidas propiedad de la familia ubicado en la esquina del boliche El Grinch, en Ciudad Evita, hasta que cayó. Ganaba entre 500 y 1000 pesos por día. Lo detuvieron, según consta en la denuncia, por robar poco más de 200. “Le plantaron tres armas y armaron todo para guardarlo”, dijo a 24CON su padre. De acuerdo a él, “es una barrabasada la causa” por la que fue detenido y quiere resolverla lo antes posible para avanzar con la de Rubén hijo, que hoy, cerca de cumplirse cuatro años de su muerte, vuelve a ser noticia.

 

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Emanuel habla así en exclusiva para 24CON: “Vienen desde hace cuatro años (los aprietes y amenazas). No es de ahora. Desde que pasó lo de mi hermano fueron amenazas interminables para que paremos de hacer movilizaciones. Mi viejo laburaba, dejaba el auto con la foto de mi hermano y se le arrancaban. Todo tipo de intimidaciones. Pero la peor de todas la recibimos mi vieja y yo. A los pocos días de su muerte (por la de Rubén), empezamos a recibir una serie de llamados donde, apenas atendíamos, nos ponían una grabación de mi hermano gritando, como si lo estuviesen cagando a palos”.


Toda la familia Carballo supone que dichos audios pertenecen al momento en que el joven habría sido brutalmente golpeado por miembros de la Comisaría 44 de Liniers, quienes fueron los encargados del operativo de seguridad en las inmediaciones del estadio José Amalfitani aquella noche de la tan esperada vuelta de Viejas Locas.

 

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Esta es la primera vez que los Carballo cuentan la trágica amedrentación telefónica. “En los llamados se escucha claramente la voz de mi hermano y se nota que está sufriendo”, dijo Emanuel. De ser así se demostrarían dos cosas: que Rubén fue cruelmente apaleado por la Federal, que esa noche respondía al polémico comisario Eduardo Meta, hoy uno de los cuatro procesados en la causa. Y se echaría finalmente por tierra la versión de la propia policía sobre el chico saltando desde la autopista para “colarse al recital”, que en realidad ya había sido desestimada en enero pasado por uno de los peritos de Gendarmería al concluir que “los golpes pertenecen a bastonazos”.


Los demás que están en la mira son dos policías del destacamento y un empleado del club, investigado por el extraño manejo de las cámaras de seguridad.

 

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27 de junio de 2013

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