Las últimas frases de Videla que generaron más repudio
En entrevistas recientes, el genocida llamó a "armarse por la República" y expresó: "Había que eliminar a un conjunto grande de personas". Quería ser recordado por su "honestidad y prudencia".
Durante su último año de vida, el genocida Jorge Rafael Videla brindó una serie de entrevistas que fueron reproducidas en la prensa nacional e internacional, y que sorprendieron por la frialdad y el cinismo de sus comentarios.
Dos de ellas, en febrero de 2012 y, más recientemente, en marzo de este año – hace apenas dos meses, desde la cárcel de Marcos Paz – fueron realizadas y publicadas por la revista española de derecha “Cambio 16”, para la cual Videla ya había brindado varias notas y que era considerada su publicación “predilecta” a la hora de expresarse sobre temas de actualidad.
En abril de 2012, además, se conocieron fuertes textuales plasmados en el libro “Disposición Final”, del periodista argentino Ceferino Reato, que por ese entonces lanzaba este trabajo basado en reportajes al dictador, también desde prisión.
Estas son las frases tristemente destacadas de todas ellas:
Sobre los desaparecidos: “No había otra solución. Estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente, para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la justicia ni tampoco fusiladas. Pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión”.
- “Fue un error de nuestra parte aceptar y mantener en el tiempo el término de desaparecido digamos como algo así nebuloso; en toda guerra hay muertos, heridos, lisiados y desaparecidos, es decir, gente que no se sabe dónde está. Esto es así en toda guerra. En cualquier circunstancia del combate, abierto o cerrado, se producen víctimas. A nosotros nos resultó cómodo entonces aceptar el término de desaparecido, encubridor de otras realidades, pero fue un error que todavía estamos pagando y padeciendo muchos. Es un problema que nos pesa y no podemos quitárnoslo de encima. Ahora ya es tarde para cambiar esa realidad”.
Sobre la complicidad civil en la dictadura: “Los empresarios se lavaron las manos. Nos dijeron: ‘Hagan lo que tengan que hacer’, y luego nos dieron con todo. ¡Cuántas veces me dijeron: ‘Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!’”.
Sobre el 6-0 a Perú en el Mundial ‘78: “El cuento sobre el arreglo con los peruanos surgió enseguida; el arquero peruano había nacido en Argentina y eso agravó los rumores. No fue verdad, en absoluto, yo por lo menos no saqué un peso del bolsillo".
Sobre la situación política actual: “Las instituciones están muertas, paralizadas, mucho peor que en la época de María Estela Martínez de Perón. La República está desaparecida, no tiene Justicia, porque la que tiene es sin esqueleto, sin relleno jurídico; el mismo Parlamento... está compuesto por ganapanes que temen que les vayan a quitar el puesto y se venden al mejor postor".
Llamado a los militares a armarse por la República: “En caso de continuar sosteniéndose el injusto encarcelamiento y denotación de los valores básicos, les pido a mis camaradas de 58 a 68 años, que aún estén en aptitud física de combatir, que se armen nuevamente en defensa de las instituciones básicas de la República, para combatir a la presidenta Cristina y sus secuaces, que continúan hundiendo a la patria en el abismo anacrónico del marxismo".
Sobre los juicios a los represores: “Son todos juicios políticos, como parte de esa venganza, de esa revancha, como parte de ese castigo colectivo con que se quiere castigar a todas las Fuerzas Armadas”.
Sobre su vínculo con la Iglesia: “Mi relación con la Iglesia fue excelente, mantuvimos una relación muy cordial, sincera y abierta. No olvide que incluso teníamos a los capellanes castrenses asistiéndonos y nunca se rompió esa relación de colaboración y amistad".
Sobre cómo quiere ser recordado: “Por la honestidad de mi conducta pública y privada, pero también por la prudencia de mis decisiones no carentes de firmeza. El cristiano, a mi juicio, debe actuar con la palabra como mensajero de Cristo; pero además con el testimonio de sus obras como soldado de Cristo".
17 de mayo de 2013
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