El clérigo, de 74 años, abandonó hoy el liderazgo de la Iglesia Católica Escocesa, de la que era la máxima autoridad desde 1985, después de que tres sacerdotes y un exsacerdote se quejaran al Vaticano de su "comportamiento inapropiado" hace más de tres décadas.
En un comunicado divulgado hoy por la Iglesia Católica Escocesa, el cardenal británico aclaró que no asistirá al cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI en marzo pues desea evitar que "la atención mediática en Roma" se centre sobre él.
"He valorado la oportunidad de servir a la gente de Escocia y del extranjero de varias maneras desde que me ordené sacerdote", dijo el clérigo, cuya ausencia en Roma, sumada a la baja de otro purpurado por enfermedad, dejará a 115 cardenales como responsables de la elección papal.