Comparten el auto con desconocidos para ahorrar
El fenómeno del "carpooling" llegó a la Capital y el Conurbano. Qué es, cómo funciona y cuáles son sus ventajas. Los sitios que ofrecen el servicio.
“El fenómeno del ‘carpooling’ surgió en Estados Unidos como una necesidad de reducir costos ante la crisis del petróleo en la década del ‘70. Con los años, se fue popularizando como una forma de ahorro y reducción del tráfico. Se extendió a Europa, donde fue un éxito, y ya llegó a Argentina”, explicó a un matutino Martín Rubio, uno de los tres responsables del sitio web SincroPool, que organiza y coordina los viajes en círculos cerrados de confianza como universidades, empresas, parques industriales y countries.
Al igual que SincroPool, ya son varias las compañías que se dedican a esto. “La idea es optimizar el uso del auto, al maximizar la cantidad de asientos utilizados. En nuestro país, la tasa de ocupación es de 1 a 2 personas por unidad, número que podría crecer utilizando este tipo de sistemas. En la Capital, entran y salen por día 6 millones de asientos vacíos” asegura Rubio.
El carpooling implica viajar, por lo general, acompañado de un desconocido. Las páginas funcionan como una especie de Facebook, donde las personas publican los viajes que realizan y luego el sistema envía alertas de coincidencias. También puede usarse para escapadas de fin de semana y eventos especiales de un solo día.
“Conectándose por vía de la red social nunca se tuvo problemas. De todos modos, ofrecemos plataformas cerradas para empresas y universidades, por lo cual, aunque no se conozca a la otra persona, se tendrá la certeza de que pertenece a la misma comunidad de confianza”, aclara el emprendedor.
En los casos de redes abiertas, donde los puntos de llegada pueden ser diferentes, lo ideal es que las partes coordinen entre ellas. “Los pasajeros que se suman al auto de alguien se tienen que adaptar a la ruta del conductor. Pero, en la práctica, se genera buen clima y el mismo conductor termina acercándose a los destinos de los pasajeros”, dice.
Si se trabaja fuera de la Ciudad y se va en auto todos los días, en el sitio se podrá postear el viaje para encontrar compañeros que compartan el recorrido. Se puede alternar el uso del auto por el de otro integrante del grupo y, si no se tiene uno, puede preguntarse a la comunidad si alguien lo puede llevar. Los usuarios no hacen diferencia de sexo y los viajes siempre son mixtos.
La empresa “Vayamos Juntos” comparte las mismas modalidades. “El proyecto surgió el año pasado porque nos llamaba la atención lo que tardábamos en llegar a nuestro empleo, el poco lugar para estacionar, los aumentos en los precios del combustible y peajes, y que la gran mayoría de los autos tenían sólo un ocupante”, cuenta Manuel Larralde, su responsable.
En este caso, el usuario entra al sitio, se registra por medio de su cuenta de Facebook y luego puede buscar viajes o publicar el suyo, detallando horarios, origen y destino. El punto de llegada es preestablecido, pudiendo ser o no el lugar de trabajo, facultad o casa.
Los beneficios que esta modalidad trae al medio ambiente son varios: “Disminuye el consumo de energías no renovables y se reducen las emisiones de dióxido de carbono hasta 4,22 k por kilómetro compartido”, asegura Larralde.
Además, “cuando uno usa su propio auto para ir al trabajo, los gastos de patente, seguro, amortización y neumáticos ya los tiene asumidos como costo. En cambio, al hacer carpooling no se cobrará por estos costos, ya que la naturaleza del sistema es compartir”, detalla Rubio. Lo que sí se puede dividir es el precio de la nafta y el peaje, con lo que el conductor ahorrará entre un 18% y 33%.
Para los “carpoolers” que no tienen auto, este sistema es una mejor opción antes de tomarse un taxi, ya que la bajada de bandera cuesta lo mismo que hacer pool de a dos hasta una distancia de 25 kilómetros. El colectivo sí sigue siendo más económico, aunque siempre se tarda unos 40 minutos más.
Fuente: Web Clarín
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