Habló el futbolista de Racing preso por homicidio

Brian Risso Patrón fue detenido en septiembre de 2011. Habría participado de una pelea entre barrios.

Brian Risso Patrón aprendió a patear una pelota antes que a leer. A los nueve años se puso por primera vez la camiseta de Racing Club de Avellaneda y se enamoró de la institución blanquiceleste. A los 15 debutó en Reserva contra Banfield en el estadio Florencio Sola e hizo un gol.

 

Tenía destino de crack y no pasó demasiado tiempo para que fuera convocado al Seleccionado nacional sub 17. En su primer torneo, ganó el cuadrangular en Rosario y Eric Lamela –figura de la Roma– esperaba en el banco mientras él, Sergio Araujo –promesa de Boca Juniors– y Daniel “Keko” Villalba –delantero de River Plate– despertaban el interés de los empresarios que viajan alrededor del mundo buscando talentos.

 

A Brian le ofrecieron un contrato para que viajara junto a sus padres y hermanos a Inglaterra: era la oportunidad de su vida pero su padre le pidió que se quedara porque Racing era su familia. A los 16 debutó en Primera División, jugó cuatro partidos y firmó contrato como profesional.

 

Tres años más tarde, el sueño se terminó: luego del partido de Cuarta División que disputó frente a Estudiantes de La Plata, Brian fue detenido por el crimen de Samuel Quiles, ocurrido el 13 de agosto de 2010 en Quilmes. A diez meses de su captura, la promesa racinguista se encuentra en la Unidad Nº 54 de Florencio Varela, donde espera la fecha del juicio oral.


–¿Qué recordás de tu detención?
–Nunca me voy a olvidar de ese día. Terminé de jugar contra Estudiantes, llegué a mi casa y mi mamá me dijo que me acusaban de un homicidio. Fui a la comisaría para averiguar qué había pasado. Llegué, me sacaron el cinto y me metieron a un calabozo. A la semana y media me trasladaron al penal.


–¿Conocías a la víctima?
–No.


–¿Estuviste ese día en el lugar del hecho?
–No. Estuve en la casa de mis viejos con mi novia y cuatro amigos.


–¿Por qué te involucran?
–Por miedo. Si maté a una persona, ¿cómo me voy a entregar en la comisaría? Uno de los que me apuntó es primo mío y hace poco me mandó una carta pidiéndome perdón y me confesó que el verdadero asesino lo había amenazado. Ahora está viniendo a verme.


–¿Saben quién es el asesino?
–Sí. El padre de la víctima también sabe que yo no maté al hijo y se lo dijo al fiscal.

Antes de su detención, Brian entrenaba por la mañana, dormía la siesta y por la tarde paseaba con su novia o jugaba a la pelota con sus hermanos menores. Hoy, se encuentra muy lejos de esa vida.

–¿Cómo fue el ingreso a la unidad?
–Tenía miedo, tristeza, angustia. No entendía lo que me estaba pasando. En dos semanas, mi vida había cambiado por completo.


–¿Fueron duros estos meses?
–Me tocó sufrir, pasar hambre. Yo mantenía a mi familia, soy el mayor de cuatro hermanos. Mis viejos no podían venir ni tenían nada para traerme. Me encerraron y me cortaron el sueño de triunfar en el fútbol. Yo pagaba el colegio de mis hermanos y ahora tuvieron que cambiarse de escuela. Es un dolor enorme, me hicieron un daño muy grande.


–¿Cómo te recibió la población carcelaria?
–Ahora estoy en un pabellón cristiano, pero estar encerrado siendo inocente es un sufrimiento muy grande. Estoy lejos de mi familia pero me acerqué a Dios, que jamás me abandonó y me ayudó a crecer, a madurar.


–¿Qué pasó con el contrato profesional que habías firmado?
–Cuando me detuvieron me mandaron un telegrama del club diciendo que estaba anulado.


–¿Ningún directivo se acercó a preguntarte que había pasado?
–Nadie llamó a mi familia para escuchar mi versión. Esperaba que me ayudaran pero no lo hicieron.


–¿Algún compañero se interesó por tu situación?
–Gabriel Hauche, Luis Fariña y Agustín Viola llamaron a mi familia. Pedí que me vinieran a visitar, pero no vino ninguno.


–¿Te estás entrenando?
–Sí, todos los días hago pesas y trato de mantenerme en forma.


–¿Jugás al fútbol?
–Mucho no juego porque no quiero lesionarme.


–¿Qué se siente al estar entre rejas mientras tus ex compañeros triunfan en Primera División?
–Veo los partidos y digo: “Mirá donde estoy y ese chabón está ahí.” Lo digo sin resentimiento, yo iba camino a eso. Igual acá adentró me dicen ahí va el futbolista y eso es lo que soy.

 

Fuente: Tiempo Argentino

 

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