Varonicidio

"Los hombres no hacen la denuncia por vergüenza"

Según un especialista, el uso del fuego se transformó en una moda desde el caso Taddei.

La pareja entre Matías Cuello y Florencia Trias comenzó como tantas otras. Un romance entre dos jóvenes que se materializó en una hija y una familia pujante, pero terminó de manera atroz. (Ver: Atrapan a la joven acusada de quemar y matar a su novio)

 

Matías murió luego varios días de agonía tras sufrir el ataque de su novia. Él, con 24 años de edad, mantuvo en secreto la violencia ejercida por su compañera, de sólo 19. “Esta muerte, o cualquiera, es el resultado de un proceso de violencia. No es algo inmediato o impulsivo, es un encadenamiento de hechos violentos que terminan en muerte”, explicó a 24CON el psiquiatra Hugo Marietan.


“Es varoncidio, es un cuadro que entra en la descripción de Violencia de Género. En la nueva ley está comprendido como violencia familiar. Es varoncidio, en oposición del femicidio. No es tan infrecuente como parece. Comúnmente se usa el puñal, el cuchillo. Es el arma habitual de la mujer”, apuntó el especialista.


El psiquiatra explicó que en la mayoría de los casos de hombres golpeados que atendió se encontró con características comunes. Una de ellas era la falta de denuncia o el ocultamiento de los golpes y la violencia por parte de la víctima. El hombre golpeado no se presenta a denunciar en la comisaría de la mujer, en las destinadas a violencias de género o en los dependencias policiales comunes por “vergüenza social”.


La violencia en el interior de la pareja se desarrolla en escala. “La mujer ejerce una violencia psíquica. A través del trato: del silencio, no le habla, no lo saluda. Después, del maltrato: la mujer lo agreda oralmente, lo grita o insulta. Después el castigo sexual, que consiste en, por propia voluntad de la mujer, no tener sexo si él no hace lo que ella quiere. Todos esos castigos generan una escalada de violencia. Es un sistema de a dos. Porque alguien agrede y el otro acepta la agresión, porque si uno agrede y el otro no acepta, se rompe el sistema”.


En el caso particular de Florencia y Matías, los familiares del fallecido y sus compañeros de trabajo señalaron que en varias oportunidades el joven mostraba golpes y heridas que no podía explicar, o bien las atribuía a caídas o golpes accidentales. Cubría a su esposa.


La principal hipótesis sobre la agresión que llevó a Matías Cuello al hospital habla de agua hirviendo. Florencia lo habría atacado con agua aunque el padre de la víctima aseguró que su hijo había sido quemado, incendiado y que el agua la habría utilizado el joven para apagar las llamas (Ver: "Ojalá que te mueras": la tormentosa relación que terminó en asesinato” ).


Desde el recordado caso de Eduardo Vázquez en el que muriera su esposa, Wanda Taddei, a raíz de las quemaduras que el músico le habría propiciado con una botella de alcohol, los casos de violencia de género que finalizan con la muerte de uno de los miembros de la pareja a raíz de quemaduras se han multiplicado. Según el psiquiatra se puso de moda, pero encierra un grado de perversión y odio superior: “El fuego se utilizó poco como arma pero resurgió desde el triste caso de Vázquez. La utilización de fuego prendió como costumbre de matar. Es uno de los métodos más crueles. Además de ser extremadamente dolorosa representa destruir la forma de la otra persona; no sólo matarlo, sino destruir la forma completamente. Es un simbolismo de destrucción total. Se usó en la inquisición, en toda la historia de la humanidad para destruir y que no quede vestigio del ser destruido. Por un lado hay un enorme sufrimiento, la quemadura es dolor intenso, y después el deseo de destruir”.


Tras la entrega de Florencia Trias la Justicia deberá resolver si efectivamente la intención de la joven era matar a su pareja y aun después cuál será el destino de la nena, de 6 meses de edad, que tenía con Matías Cuello. Según Marietan, Trias es una mujer con una “personalidad atípica”. A pesar de tener sólo 19 años podría ser catalogada de psicópata. “Una mujer así no se recupera. Ya tiene le hábito de la violencia, si no, hubiera parado antes. Llama la atención porque el género femenino suele ser pasivo y limitarse a la violencia psicológica como máxima. Al utilizar elementos físicos, como en este caso, es difícil que se recupere”, finalizó el especialista.

 

15 de mayo de 2012

 

 

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