La cordillera de los Andes, una mula y toallitas para bebé

El desafío de seguir los pasos del general San Martín en el cruce de Los Andes es el sueño de cualquier persona con un espíritu más o menos aventurero. Atravesar la columna vertebral de américa por el mismo paisaje con el que se topó el Libertador y sus hombres es una propuesta más que seductora para alguien cuya mayor aventura es viajar gratis en el ex ferrocarril Sarmiento cuando no hay boleteros en las estaciones.

A más de 4 mil metros de altura y en extenuantes jornadas a lomo de mula, poco cambia el cruce de la actualidad a la histórica maniobra militar que puso en jaque a las tropas realistas hace casi dos siglos.

Durante 6 días, un grupo de más de un centenar de expedicionarios partiremos desde San Juan para revivir la gesta patriótica que marcó el destino de los pueblos del sur del continente. En mula pero sin fusiles, cañones ni sables, se le presentará batalla a las inclemencias del tiempo en una geografía tan hermosa como extrema.

El objetivo principal será llegar al límite con Chile para unirse con la expedición que partirá desde el país trasandino y una vez juntos, conmemorar la batalla de Chacabuco.  Aunque la expedición también enfrentará otros desafíos, un poco menos heroicos.

¿Cómo reacciona el cuerpo después de jornadas de hasta 7 horas a lomo de mula? (abstenerse de hacer el chiste del fibrón). ¿Cómo se pasa la noche en el medio de la montaña? ¿Con qué abrigo se soporta el frío andino? ¿Qué comida devuelve las fuerzas que el cruce exige?

Aunque tal vez la mayor incógnita de todas sea la siguiente: ¿Cómo se hace para ir al baño en la cordillera? No sólo no hay árboles ni arbustos dónde reparase, sino que en la lista de elementos a llevar, en lugar de papel higiénico figura “toallas húmedas para bebé”. No me imagino a los granaderos con un paquete de Johnson´s baby. Supongo que corremos con alguna ventaja generacional.       

Guillermo Zanetto

Periodista www.24con.com