Combi "camuflada" mató a una abuela y aún lleva chicos a la escuela

La conductora se defendió y dijo que la mujer "murió del susto". Cambiaron de chofer "para esconder el accidente", denunciaron a 24CON. Cómo intentaron callar a los pibes.

Por Guillermo Zanetto / Ivan Rodriguez Alauzet

Un micro escolar despachó a los dos chiquitos en la puerta de su casa. El chofer no aguardó a que entren a su hogar, arrancó y se borró. Andrea Sena, vecina de Claypole, entró en pánico: no era el mismo coche que ella había contratado para el transporte de sus hijos. Se quedó pasmada sin entender la situación hasta que el menor, de 7 años, rompió en llanto: “María Esther atropelló y mató a una abuela y nos pidió que no dijéramos nada porque la iban a meter presa”.


Conducida por otro chofer, la camioneta aún no posee identificaciones.
María Esther Ayala es viuda, tiene 67 años y hasta hace dos meses conducía una camioneta Mercedes Benz Sprinter color azul (patente CAH002), que heredó de su marido, con la que transportaba alumnos escolares. El 28 de septiembre de 2011, de acuerdo a lo relatado por varios testigos, Ayala dobló en la intersección de las calles Suñé y 17 de Octubre, con 12 menores a bordo y la celadora Claudia (18), e impactó a Rosa Magdalena Sánchez, una abuela de 81 años que venía de hacer las compras y que, tras el choque y posterior arrollamiento, murió en el asfalto.


De acuerdo a la denuncia recibida por 24CON de parte de las nietas de Sánchez, Luciana (23) y Carolina (20) Berrutti, su abuela “estaba subiendo al cordón cuando la camioneta la impactó”. “Lo peor es que no paró y siguió la marcha hasta que la pasó por arriba como a un perro”, relataron. Su versión indica que fue una vecina quien la frenó al grito de “¡pará hija de puta, que atropellaste a una abuela!”, porque “la mujer se quería fugar”.


Rosa Magdalena Sánchez.
Luciana presenció la muerte de su abuela porque llegó de inmediato. “Cuando la vi ensangrentada la enfrenté a María Esther y me dijo que no la había pasado por arriba sino que la había tocado con la camioneta y que ella murió del susto”. Pese a que el informe sobre el peritaje de la causa aún no está terminado, los testigos aseguran que Rosa estaba “bañada en sangre”, con su faja (que utilizaba por problemas lumbares) desmembrada y las ropas sueltas. No parecía un simple “toque”.


Imprudencia al volante


A dos meses del accidente, y pese a no cumplir con la reglamentación provincial para la habilitación de vehículos escolares, la camioneta azul sigue funcionando. ¿Cómo?


Fuentes de la Dirección de Tránsito de Almirante Brown aseguraron a este medio que “tiene la habilitación correspondiente en tema de papeles y aunque infringe las normas de habilitación visual al no estar identificada con los colores reglamentarios (ver foto1), tiene una excepción porque es sostén de familia”.


O sea, no cumple con los requisitos que ellos mismos exigen, como por ejemplo que la camioneta tenga “pintura para transporte escolar” (Parte baja de la carrocería naranja Nº 1054 de las normas IRAM y techo y parantes blancos) ni con los establecidos por la disposición 214/98 de la Dirección de Tránsito de la Provincia de Buenos Aires que pide que estos vehículos tengan la leyenda “transporte escolar en color negro en ambos lados de la carrocería como así también el Nº de licencia y la capacidad de pasajeros”.


La vista gorda


Todos los días por la mañana, entre las 8 y las 12, la Sprinter deja y se lleva chicos que cursan en la Escuela Nº16, en el jardín de infantes 901 y en el colegio Alfa, los tres ubicados en la calle Bynnon al 1400 de Adrogué. Salvo que desde el día del accidente, según confirmó la vice directora de la Nº16, Liliana Rolando, “María Esther quedó muy traumada, yo le recomendé profesionales para que la traten, está recluida en su casa” y cedió el volante a un empleado.


Carolina y Luciana Berrutti, en su cruzada para que se sepa la verdad.
Según pudo averiguar 24CON, al hombre que ahora traslada a los chicos, en menor cantidad que antes porque muchos padres decidieron abandonar el servicio a raíz de la imprudencia, es el padre de la celadora Claudia. Ambos fueron consultados por este medio y no quisieron dar declaraciones sobre el accidente. Menos sobre Ayala: “Soy un empleado. No conozco a la dueña”, se escudó el conductor.


El trauma de los pibes


Después de que fuera obligada a detenerse aquella mañana, la conductora se bajó del vehículo y ensayó más excusas ante los familiares. “Me dijo que no había podido frenar, que mi abuela había salido de atrás de un camión, pero la calle estaba vacía”, recordó Luciana.


Foto1 - Los requisitos que exigen desde el municipio.

Dicen que la responsable “pareciera haberse olvidado de los pibes”. “Escóndanse”, les habría gritado. Todos fueron testigos involuntarios de la muerte, sin embargo, no se les dio ninguna explicación a los padres sobre el hecho. Incluso les dijeron que la demora fue porque “se rompió la camioneta”.


Andrea Sena es la única madre que se animó a declarar para este medio: “Mi chicos volvieron muy mal. Después de eso estuvieron dos días sin querer ir al colegio por el susto que habían pasado. Incluso hasta ahora tienen miedo de subir a una camioneta y solo viajan en auto si maneja su papá”, aseguró. Es por ello que dejó de mandar a sus hijos en ese transporte. Por el servicio pagaba $500 mensuales y lo contrató porque “se lo recomendó” personal de la misma escuela, aunque la vice negó rotundamente este dato.


“Quien maneja un micro escolar tiene una doble responsabilidad por tener que hacerlo de ‘forma defensiva’, es decir, el manejo es prioritario para el tercero y se intenta evitar situaciones que pongan en riesgo a las personas”, explicó Gregorio Dalbón, abogado de las víctimas. El letrado agregó que la ex conductora está acusada de homicidio culposo y quiere cambiar la carátula a homicidio simple con dolo eventual. “Es muy difícil porque hay que probar que no hubo siquiera un toque del freno con lo que tendríamos un caso con poca valoración por la vida humana”.


Jóvenes de Claypole homenajean a Rosa con una estrella.
Primera estrella


El 29 de octubre pasado, por iniciativa de sus familiares, quienes esperan que la UFI 24 a cargo de Gustavo Giorgi determine la continuidad del caso, se pintó una estrella amarilla en memoria de Rosa Sánchez en el lugar donde perdió la vida.


En el asfalto de la calle Suñé quedó el primer testimonio de esta campaña en Almirante Brown. Sus nietas lo lloran a diario. Viven a dos cuadras.

 

 

 

 

 

VIDEO: EL CONDUCTOR DE LA CAMIONETA ELUDE LAS PREGUNTAS DE 24CON

 

 

24 de noviembre de 2011

 

 

EDICIÓN VIDEO: Christian Ugalde

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