Comisario se queja porque su seccional está embrujada
"Tengo mil cosas por hacer y encima hay que luchar contra los fantasmas", dice el comisario.
"Tengo mil cosas por hacer y encima luchar contra los fantasmas", se quejó el comisario Ignacio Arguelles, jefe de la regional de Chilecito.
La delegación policial, donde funciona la división de Accidentes Viales, se encuentra 200 kilómetros al oeste de la capital provincial y desde hace varios meses es escenario de sucesos que se repiten sin explicación.
Los suboficiales de policía que montan guardia en el edificio relataron que, de madrugada o por las tardes, cuando la población suele dormir la siesta, observaron cuadernos que se hojean solos, teclados de computadoras que se autotipean y en otras ocasiones vieron cómo las máquinas se encienden sin que nadie las haya tocado.
También aseguraron que los automóviles activan sus luces de manera independiente, mientras algunos vehículos y muebles cambian de ubicación.
Entre otros fenómenos sin explicación racional, los policías aseguraron a la prensa local que escuchan pasos pese a que ninguna persona se moviliza en el interior de la delegación. Ante estos episodios, un sacerdote católico bendijo las instalaciones, pero sin mucha suerte, porque todo continúa igual.
"Estamos conviviendo con fantasmas", alertó el comisario Arguelles, que reconoció que la situación lleva bastante tiempo, pero ahora se incrementó la frecuencia de los episodios inexplicables.
El jefe policial se autodefinió como una persona "no creyente de lo paranormal, soy más bien objetivo" y advirtió que al aumento de los fenómenos extraños "veremos cómo lo superamos, no nos pueden correr los fantasmas".
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