Haedo

Construyen el avión de un pionero de la Patagonia

El aventurero alemán Gunther Plüschow fue el primero en llegar volando a Ushuaia.

Apenas 600 personas habitaban el sur de Tierra del Fuego amontonados en lo que con los años sería la ciudad más austral del mundo. Esas mismas 600 personas fueron los privilegiados testigos del acuatizaje del avión Heinkel que bajo los mandos de Gunther Plüschow se transformó en el primero en llegar tan al sur.

A casi 100 años de la hazaña del piloto alemán, alumnos de una escuela técnica de Haedo se proponen construir una réplica del antiguo hidroavión. El Cóndor de Plata, tal lo llamó su piloto, renace en la zona oeste del Conurbano.

El Colegio Jorge Newbery de Haedo es famoso por ser uno de los únicos del país estatal en dictar la tecnicatura  en aeronáutica. Para esto cuenta con aviones cedidos por el Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina y otros de la Fuerza Aérea. En su inventario destaca un A-4Q que combatió en la Guerra de Malvinas y un añejo Gloster Meteor IV que aún todos los años es encendido permitiendo conocer el rugir de sus turbinas como lo hacían hace más de 50 años.

Allí mismo, en el taller del colegio, el esqueleto del famoso avión va tomando forma. Acompañados por el historiador y escritor Roberto Litvachkes alrededor de 200 chicos pasan las tardes y horas libres aprendiendo a construir un avión: “Hay días que tenés 20 chicos trabajando al mismo tiempo. Desde hacer piezas chiquitas hasta hacer cosas elaboradas. Cada uno te va preguntando por la historia del avión, del piloto, de la Patagonia, no solo de aviación sino de la historia, y de la historia argentina”, apuntó Litvachkes.

El proyecto fue presentado en el colegio a fines del año pasado y se aceptó con el requisito de que se realizara una verdadera construcción aeronáutica. Con herramientas y materiales utilizados en la construcción moderna de aeronaves. Así los alumnos, quienes se recibirán de Mecánicos y Técnicos de Aeronaves, tienen  la posibilidad de construir con aluminio, polifán, Poliestireno y otros materiales compuestos.

 
La iniciativa nació hace unos años cuando a pedido del Aeroclub de Ushuaia Litvachkes participó en la construcción de una maqueta del biplano Heinkel HD 24 de Pluschow, pero en esa oportunidad no se respetaron los materiales ni las técnicas aeronáuticas. Este primer avión llamó la atención de la Embajada Argentina en Alemania donde el canciller Guillermo Nielsen le propuso al historiador repetir la experiencia. La elección del colegio fue una obviedad para el impulsor de la construcción: “El Newbery es un colegio técnico de aviación naval y el avión de Pluschow era un hidroavión. Pluschow era aviador naval. Y el nombre de Newbery ya me gustaba porque fue contemporáneo al piloto alemán. Además sabía de las capacidades del colegio y los alumnos”, apuntó.

La tarea de crear desde los planos un avión diseñado a principios del siglo pasado y en otro continente no fue fácil. Tampoco se contaba con un presupuesto inicial acorde, pero se logró que muchas empresas y organizaciones pusieran su granito de arena. “El Instituto Nacional de Promoción Turística aportó fondos, nos ayudan también la Embajada Alemana, la Argentina, La Unidad Bicentenario que depende de Casa Rosada, La Casa de la Provincia de Santa Cruz, Aerolíneas Argentinas, empresas privadas como Wintershall Energía, BASF División Poliuretanos, Herramientas BOSCH, Aluminios ALUAR, Maderas MASISA, CARLOS PONTE Arquitectura en Maderas, De Sousa y Adhesivos UHU”.
 
Aún cuando falta mucho trabajo para terminar e avión, ya hay propuestas para su exposición: “la idea es mostrarlo acá en Argentina; en la Patagonia, en Buenos Aires; dio su conformidad Abasto Shopping y la Ciudad nos ofreció Plaza san Martín. También se puede exponer en Brasil y Chile que también tiene historia con Pluschow. Después ir a Alemania, se va a exponer en Frankfurt, Berlín, Hamburgo, y Rostock, donde Heinkel construyó el avión. Inclusive la Ciudad de Berlín propuso hacer una muestra permanente, que quede allá en exposición”, explicó Litvachkes.

La experiencia para los alumnos de la carrera aeronáutica es especial. Son parte de un proyecto que mostrará a su escuela en el mundo entero y están aprendiendo a trabajar directamente sobre las “cuadernas y costillas” del futuro avión. “Se comprometen, lo hacen con responsabilidad. Los profesores se muestran sorprendidos del entusiasmo. Los tienen que venir a buscar porque no se queiren ir al aula y hasta pasan los recreos trabajando en el avión”, rememoró Gustavo Rey, profesor de Electricidad y Electrónica de Aeronáutica, quien acompaña el proyecto junto con el profesor Ignacio Saizar y otros docentes. “Es una experiencia bárbara, además de la posibilidad de estudiar, trabajan con el avión. De las muy pocas técnicas de aeronáuticas públicas, esta es la única que responde a la Provincia de Buenos Aires siendo pública. Podes encontrar otras técnicas, en el Aeródromo de Morón, en la Brigada de El Palomar, en Quilmes, pero son regenteadas pro al Fuerza Aérea y tienen un régimen propio y particular. Esta es pública, el único motor económico es la Dirección General de Escuelas de la provincia”.

El entusiasmo de los alumnos los llevó a seguir trabajando aún durante las vacaciones de invierno, lo que llevó a que varios padres se presentaran a ver que hacían en al escuela sus hijos ya que “no les creían” que estuvieran fabricando un avión. Paralelo al trabajo del Newbery, alumnos de colegios patagónicos y de escuelas Argentino-alemanas enviarán dibujos referidos a los vuelos del pionero, su ciudad y la región para que sean expuestos junto con la réplica.

El Heinkel que saldrá para fin de año del Colegio Newbery para ser expuesto por gran parte del mundo tendrá 9 metros de largo, 14 de envergadura (ancho de las alas), poco más de 4 metros de altura. La estructura fabricada en aluminio aeronáutico y materiales compuestos en formato “sándwich”, con la mayor parte del fuselaje entelado, salvo la trompa que llevará un carenado en aluminio. Las costillas de los timones de profundidad están construidas en materiales plásticos y las alas, casi en su totalidad, en materiales compuestos brindados por la firma BASF para la cual los alumnos debieron inventar una cierra de corte de hilo caliente lo suficientemente grande para poder crear el perfil de los planos. Contará con un habitáculo para dos personas con instrumental y acondicionado siguiendo al avión original con el que el pionero alemán perdió la vida cerca de El Calafate. Si bien no fue diseñado para poder volar,

ya que no se cuenta con el motor original o alguno similar, ni tampoco se calculó el eje de equilibrio en la máquina. No obstante, por haberse seguido el diseño original y por el poco peso de la construcción podría levantar vuelo.

El avión todavía necesita muchas horas de trabajo, pero el equipo de alumnos está entusiasmado y se presenta en el taller del Newbery todos los días. “Cuando a Pluschow le preguntaban por qué volaba, él contestaba que volando abría caminos y la idea era que se siguiera ese camino. No sabía cómo pero que se lo siguiera. Cuando investigamos a Pluschow varias veces dijimos llegamos hasta acá, pero siempre encontramos algo más. Hoy estamos con esta experiencia educativa. La historia de Pluschow y lo que vamos haciendo nos abre las puertas para seguir haciendo cosas”, finalizó el Licenciado Litvachkes.

 

10 de septiembre de 2011

 

 

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