"Peleé con un espanto que tenía la cabeza grande, deforme y cuernos negros"
Un obrero santiagueño jura que enfrentó a una criatura mientras construía sobre un cementerio. Ninguno de los 13 albañiles quiere volver al trabajo.
“No puedo reaccionar aún. Tengo miedo. En la obra de Pinto (Aguirre) el viernes he peleado con una cosa que tenía la cabeza y manos grandes, cara deforme y cuernos negros”. Marcelo Ledesma habla y tiembla. Es uno de 13 albañiles que el fin de semana abandonó la construcción de un barrio, en cuyas casas inconclusas desde mayo vendrían sucediéndose hechos anormales que provocaron la intervención de médicos y policías locales, según publica el diario El Liberal.
Magia negra, espíritus, estudiantes y un supuesto antiguo cementerio obraron como escenario y sazonaron el éxodo de casi todos los trabajadores. Sólo un sereno y el encargado siguen en la obra, con finalización inconclusa.
Marcelo Ledesma (gentileza Diario El liberal) |
En segundos, “sentí que alguien se me tiró en las piernas. Me di vuelta y lo vi. Era un hombre o cosa grande, con el rostro deforme, con cuernos negros. Me miraba. Tenía la cabeza y manos grandes. Empezó a reírse y a pegarme. También yo le pegué”.
Según el albañil, “me habló y me dijo: 'Ustedes no tienen nada que hacer aquí'. Con una mano me ahorcaba y la otra sujetaba el brazo. Me soltó la mano y agarró la cabeza. Gritaba, pero mis amigos no escucharon nada. Después le luchaba. Igual me golpeaba en el colchón y apretaba la cabeza. Quería voltearme al piso. Le luché unos 20 minutos más o menos”.
Tras la agotadora pelea, “me caí de la cama. Él me agarró del brazo y siguió apretándome la cabeza. Como pude, salí corriendo gritando ‘Astu, Astu’”, en alusión a otro trabajador. “Salté a la cama de él y no me acuerdo más. Después, llegaron dos vecinos. Un amigo grabó en un celular. Dice que temblaba y no reaccionaba. Ni siquiera los miraba. Quedé duro y con los dedos índices rectos”.
Minutos después, la víctima fue socorrida por vecinos y policías. Nadie encontraba una explicación convincente. “Me llevaron al hospital de Pinto. Me pusieron sedantes pero no podían hacerme dormir. Quedé internado hasta las ocho. En la mañana desperté y pedí que me saquen de allí. Me dieron té y me trajeron de regreso a Santiago”, enfatizó.
Algunos vecinos ahora reconocen haber tenido experiencias similares. Al lugar lo vinculan con un cementerio viejo y al sector, con espacios que creen solían ser visitados por personajes proclives a la magia negra. Los más osados afirman que allí se invocaban espíritus. ¿Se animarán a terminar las casas?
14 de julio de 2011